José «Pepe» Mujica sobre la distribución de los cargos de gobernanza y la necesidad de establecer un mecanismo regulatorio 

21 de febrero de 2020

En una nueva entrega de su habitual espacio radial en M24, el compañero y expresidente José «Pepe» Mujica manifestó su preocupación por la situación en relación con la distribución de cargos y nombramientos políticos del gobierno entrante, además de proponer un mecanismo legal en pos de fortalecer la democracia uruguaya y el carácter republicano de su gobernanza. A continuación las palabras del compañero Mujica y su audición.

Pepe Mujica sobre la necesidad de regular la participación opositora en futuros gobiernos

«Quería recordar hoy aquella conocida frase de Napoleón que decía, más o menos: “Cuando tengo un cargo para dar, me hago de dos enemigos: uno, el que lo recibe y que considera que es poco; y, otra, el que pensaba que ese cargo era para él”. 

¿Por qué recuerdo esta frase napoleónica, de alguien que tuvo que manejar una gran burocracia? Porque —naturalmente— el gobierno entrante está sometido al fuego cruzado de una danza de nombres por todas partes. Y mucho más cuando tiene que tener en cuenta los desequilibrios de las distintas fuerzas políticas que lo apoyan. En realidad es un esfuerzo impro y seguramente lleno de dificultades.

Pero en este caso me refiero a los cargos que pueden cubrir la nomenclatura importante en puestos más o menos de dirección del gobierno entrante. Pero a esta dificultad —que es grande—, entre una fuerza que supone la presencia de seis o siete socios, hay que sumar la dificultad práctica y política de que republicanamente la oposición pueda participar en algunos lugares que aseguren ese natural control republicano que parece conveniente para el país por la sencilla razón de que nadie te va a controlar más que tus adversarios políticos. 

Y esto, en definitiva, ayuda a contener, por un lado los errores y, por otro, las ocasionales desviaciones humanas que, por aquí o por allá, se pueden dar. Habría que sumar, además, que no por tener adversidad política, en muchos casos, se puede enriquecer el panorama de visión. Se puede globalizar en puestos importantes de dirección, aún estando en minoría, pero aportando en la discusión. Colocando problemas y salidas que puedan ayudar. Pero las dificultades que tienen nuestros sistemas, deberíamos quitarlas de la responsabilidad de los gobiernos de ocasión. 

Y deberíamos propender a encontrar, por vía de la ley, una metodología que defina, definitivamente, la participación de quien es oposición, con algún grado de definición de proporcionalidades con alguna metodología legal definida. Y no dejar esta cuestión al libre ocasional albedrío de los gobiernos de turno, porque en cada periodo de gobierno este asunto se presenta. Se han aplicado los más diversos criterios y no parece que esto sea conveniente por su inestabilidad para el destino de la república».

«El único animal capaz de tropezar varias veces con la misma piedra, es el humano»

«Deberíamos de tener la madurez global de desembocar en un camino legal, discutido y acordado, que establezca una metodología y una proporcionalidad definida que le dé un respiro. El cumplimiento de un camino legalmente trazado a los futuros gobiernos y no esta peripecia de negociación que se tiene que dar cada vez que asume un nuevo gobierno.

Recordemos que en esto ha pasado de todo. De todo. Desde no permitir la participación de la oposición en el último gobierno blanco, porque no había concordancia de línea —se decía—, hasta tener una participación (renga) cuando el avenimiento de otros gobiernos (de los gobiernos del Dr. Sanguinetti) y, en definitiva, a tener una alta participación en algún caso de gobiernos del Frente, a tener una menor participación en otros casos de gobiernos del Frente. Y así sucesivamente.

Nos parece que deberíamos, jurídica y legalmente, fijar un camino, fijar una metodología que inequívocamente —como en otras cosas existen—, encuadre a los gobiernos del futuro y les quite los sinsabores que imponen negociaciones siempre llenas de dificultades, de subjetivismo y que creo que no hacen bien. Por el contrario, el progreso institucional de la república puede ayudar a un progreso en las relaciones políticas que mejoren la calidad del sistema representativo.

De todas maneras, nada de esto lo veo en el corto plazo. Y el peligro que inmediatamente pasado esto ya nos olvidemos, y dentro de cinco años el Uruguay esté de vuelta, a discutir otra vez, enfrentado con las mismas dificultades… el único animal capaz de tropezar varias veces con la misma piedra, es el humano».

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