Pasión, conocimiento y política. Mariano Arana jamás emitió un comentario adjetivando a otra persona o descalificándola. Así lo recordó Yamandú Orsi este lunes, en el velatorio.
Para él, fue un «maestro», que incorporó a las exigencias departamentales basadas en calles, caminos, limpieza o alumbrado público, el valor de la identidad, del patrimonio y la cultura para los habitantes de un lugar.
Es decir, la autoestima de un colectivo que construye ciudad todos los días.
Pionero en el desarrollo de políticas locales y departamentales de largo plazo, Mariano presentaba así su amor y cuidado por el patrimonio de todos los uruguayos.
Porque la política va de la mano con la humanidad de Arana. Por su forma de ser o su tozudez acerca de la ética o principios. Orsi no conoció muchas personas con esa vara, un referente para todos los que debieron asumir la responsabilidad de la conducción política de un departamento.
Arana trascendió los partidos políticos. A tal punto que su pasión por la cultura «hizo que sintiéramos a Montevideo con el corazón, incluso a las personas como yo que somos de otros lugares», finalizó.
“Mi deber como ciudadano y militante político es renunciar y presentarme ante la justicia para dar todas las explicaciones”.
La historia la construyen los de abajo, con el corazón abierto para luchar contra las injusticias sin pedir nada a cambio. Los que construyen el sueño de una patria para todos.
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Por un país que cuida la seguridad y orienta los recursos del Estado a atender lo que debe atender, no para perseguir intereses políticos, expresó Yamandú Orsi.