Si algo nos enseñó con su pasión es que este camino por hacer del mundo un lugar mejor nunca es individual; siempre es colectivo. Escribe Sebastián Sabini.
La lucha por mejorar el presente debe convertirse en tu tarea central” (1).
Pepe se va de este mundo con la tranquilidad de haber dado todo de sí para dejarlo un poquito mejor de lo que lo encontró. La vida que eligió vivir y las enseñanzas que compartió son la mejor prueba de eso. Sin imponernos nada, nos mostró las verdaderas armas que se necesitan para cambiar la realidad: honestidad, coraje, compromiso y amor por la vida.
Su historia muestra que la vida siempre busca abrirse caminos por más adversas que sean las circunstancias y que siempre se puede extraer una lección de los errores cometidos. Con las armas defendió lo que pensaba durante su etapa de guerrillero en el Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros; y mucho tiempo después, ante el fracaso de esa vía, se reprochó haberle fallado a su pueblo por estar preso cuando se instauró la dictadura. Ni la cárcel, ni la tortura pudieron quebrarlo; pagó con creces las consecuencias de sus actos y salió a militar con más fuerza, sin cuentas para cobrar. Se volvió un férreo defensor de la democracia, y es harto conocida su postura: con sus errores, y sus injusticias, es el mejor sistema que hemos podido concebir y vale la pena luchar por ella.
“Ustedes no entienden. No pueden entenderlo. El día más emotivo de mi vida fue cuando me trasladaron de Paso de los Toros a la cárcel porque ahí me di cuenta de que la dictadura se estaba derrumbando. Esto es un poroto al lado de aquel día”. (2).
Eso le respondió a una periodista cuando terminaba su mandato como presidente.
Su peripecia vital ha quedado registrada en libros, películas y millones de contenidos colgados en la red. También en la memoria popular son muchas las personas que tienen una anécdota con él, propia o prestada. Nos contaba hace poco un periodista de Rivera que en su primera etapa de diputado —durante la década de los 90— después de las sesiones, Pepe se tomaba un ómnibus para estar a primera hora en su programa (a 500 km, y más de siete horas de viaje) porque quería hablar en uno de los departamentos con mayores adhesiones de derecha.
El respeto y el cariño con que hoy se lo despide es producto de ese trabajo incansable que lo llevó a recorrer el interior profundo y los barrios más humildes, dando varias vueltas al mundo poniendo a Uruguay y a nuestra América Latina en el mapa de la dignidad. Escuchando y reflexionando con la persistencia de la gota que horada la piedra.
“No se es más o menos revolucionario por donde se esté sino para lo que se esté. Este es un lugar de trabajo que no me gusta, que no me motiva, pero no es más que un lugar de trabajo que podría servir —y después haremos algún día un balance— para contribuir a que se amplifique la lucha de la gente, que es el cerno de la cuestión. Entonces, bueno, yo estoy como un soldado que lo mandan a un lugar, y chau, bien simple.
– ¿Es un sacrificio?
– En cierta medida sí, tenemos un dicho: ‘No se cambia de matungo en la mitad del río’ y yo ya estoy casi al final del viaje, y me piden algo que me cuesta mucho. Tal vez si me hubieran agarrado con unos años menos, de pronto la historia podría haber sido distinta”.
Esto decía Pepe a unos documentalistas alemanes en 1997 cuando llevaba un par de años de diputado. A ese “viaje” todavía le faltaba pasar por el Senado, el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca, y la presidencia de la República.
Durante su gobierno la pobreza se redujo a un valor histórico de 9,7% y se bajó a la mitad el indicador de pobreza infantil (pobreza en menores de 0 a 17 años): pasó de ser 32% en 2010 a 18% en 2015. El salario mínimo creció 40% y el salario real 18%. Hubo un 19% de aumento real en el salario docente. (3)
También se creó la primera universidad pública del interior del país: la Universidad Tecnológica, que ofrece formación de calidad vinculada a la vocación productiva de cada región. A su vez se fortaleció el presupuesto de la Universidad de la República para su expansión territorial fuera de la capital.
Se aprobó la interrupción voluntaria del embarazo, el matrimonio igualitario y se reguló toda la cadena de producción y consumo de cannabis. Esto último no solo como garantía individual de las personas a consumir con fines recreativos o medicinales, sino cómo estrategia general al combate al narcotráfico, una política que hoy es ejemplo mundial.
Su gobierno promovió diálogos multipartidarios en varios temas centrales para el país, algunos que no prosperaron y otros de un éxito rotundo, como el caso de la matriz energética, donde pasamos de la dependencia del combustible fósil y los cortes de luz permanentes a producir mucho más de lo que consume el país y hoy le vendemos energía a Brasil y a Argentina. En estos últimos años el 90% de la producción de energía eléctrica corresponde a las fuentes renovables, con la eólica a la cabeza.
Coherente con su prédica artiguista de privilegiar a los más desfavorecidos, Pepe fue el primero en donar casi la totalidad de su salario para la creación del Plan Juntos, que apunta a atender el problema de la vivienda de los sectores más sumergidos de la sociedad, principalmente mujeres jefas de hogar.
Si este es el momento de balance, no hay duda de que hay que concluir que sí, que por donde pasó amplificó la voz de aquellas personas por siempre postergadas. Porque hablar de Pepe es hablar de los colectivos que integró, que contribuyó a formar y que lo formaron. Deja a su paso una organización enorme de compañeros y compañeras dispuestas a honrar esa lucha, porque si algo nos enseñó con su pasión es que este camino por hacer del mundo un lugar mejor nunca es individual, siempre es colectivo. Nadie se salva solo.
Sebastián Sabini
1 – The Guardian.
2 – El Comentario aparece citado en Revista Anfibia.
3 – Datos de la Encuesta Continua de Hogares del INE.
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