El Movimiento de Participación Popular (MPP) es una organización creada en el marco de un proceso fundacional que se extendió a lo largo de 1989, a partir de un conjunto de discusiones por parte de partidos, movimientos y grupos que, sin renunciar a su identidad, decidieron dar forma a una Organización Política y Social con nuevas concepciones identificatorias. Por un lado un Movimiento, no un partido, con definiciones ideológicas pero sin la rigidez y la disciplina de las organizaciones partidarias clásicas. Y, al mismo tiempo, la definición de Participación como idea central de las definiciones y la práctica en todas las actividades. Además, el término popular habla de las mayorías, cuya principal condición de vida es el mundo del trabajo, ya sea asalariado, por cuenta propia, comunitario o doméstico, que en nuestra sociedad tienen limitadas las posibilidades de su realización como seres humanos dignos.
Aquellas definiciones fueron trascendentes para el accionar del MPP desde su creación. En el origen, la idea de Participación fue vista como la necesidad de tomar parte en la información, en el intercambio de opiniones, en expresiones colectivas, en las decisiones políticas, en la defensa del quehacer nacional. En nuestro País, la participación en la política nacional está restringida a la elección de los cargos electivos, que es una participación pasiva y limitada sólo a los actos eleccionarios. Y la otra participación importante en la sociedad es el mercado, por las relaciones mercantiles imperantes.
No se puede decir que en nuestra sociedad hay falta de participación. La hay, pero está determinada por la situación subordinada de las mayorías populares.
En éste sentido, desde un inicio en el MPP se le dio un sentido de ejercicio de la soberanía popular hacia una rejerarquización de los derechos humanos en su sentido más global. En lo político, esto se planteó como una nueva relación representante/representado en las instancias de la democracia representativa, en la que normalmente los sectores populares actúan en la elección, pero posteriormente el desempeño de sus representantes no se hace consultando a quienes los eligieron sino en base a partidos o grupos del poder económico.
La forma mayoritaria de la participación en el Uruguay ha actuado cristalizando las desigualdades económicas y sociales. Por esto, desde el comienzo el MPP definió llevar adelante el desafío de proponer y practicar nuevas formas de Participación Popular.
En tanto organización social, el desarrollo del MPP estuvo en estrecha relación con las distintas etapas de la realidad nacional que tuvo importantes cambios a partir de su creación, así como por la evolución y crecimiento de su propia organización.
Los orígenes del MPP se ubican en el período de finales de la dictadura, en el que se abrió paso a una nueva realidad y a nuevos dirigentes emergentes de la resistencia a la misma. El Frente Amplio definió aceptar la legalización y la participación electoral a cambio de aceptar la proscripción de los dos candidatos con mayor prestigio popular, Liber Seregni y Wilson Ferreira Aldunate.
La legalización de la actividad política, la liberación de los presos con la amnistía de 1985, el desexilio de compatriotas, la reorganización del movimiento sindical, la legalización de la actividad política, fueron el marco de un periodo muy fecundo de discusiones, actos, barriadas, mateadas en las plazas por los rehenes y los presos de la dictaduras. Quedaba pendiente el problema de las torturas, los desaparecidos, las violaciones a los Derechos Humanos, y el juicio y castigo a los responsables de tales atrocidades.
El año 1989 fue terrible. En abril fue derrotada la opción de izquierda en el referéndum para derogar la Ley de Caducidad, murió Sendic, y poco después se concretó la división del Frente Amplio con la retirada de Nuevo Espacio, fuerza política que había recibido la mitad de los votos de la coalición en 1984, con críticas a una izquierda que acusaban de “sesentista”.
Pero fue también el año en que el MPP se presentó en una conferencia de prensa, el 6 de Abril de 1989. Las mayores novedades fueron que los grupos de base eran “la columna vertebral del movimiento”, que la dirección política sería elegida por el voto secreto de todos los militantes, que lo mismo se haría para definir las listas de candidatos. Todo ello fue muy novedosos y, en aquella realidad, la distancia entre la dirección y las bases se llenó con grandes asambleas donde se discutía todo y se expresaban mil voces en forma igualitaria.
El primer acto público del MPP fue el 18 de mayo, al que asistieron de 6.000 a 7.000 personas y las consignas de aquel momento marcaban el momento político: “con el Frente Amplio sin exclusiones, contra el hambre y la impunidad”.
Con el crecimiento vendría después los tiempos de la necesidad de crear direcciones intermedias y departamentales para tener estructuras más estables que le dieran continuidad y coherencia a la organización.
Años más adelante se dieron cambios muy importantes a nivel internacional y en América Latina, con una importante presencia militar y ofensivas ideológicas y de políticas neoliberales que se plantearon privatizar actividades del Estado, reduciendo su rol regulador y desmantelando el Estado de bienestar y las leyes laborales, con la esperanza de que la ley del mercado y el individualismo nos conduciría a un mundo mejor. En Uruguay tuvimos el gobierno de Luis Alberto Lacalle, coincidiendo con Menem en Argentina, Collor de Mello en Brasil y el general Rodríguez en Paraguay, que en conjunto crearon el Mercosur, apostando a la rebaja de aranceles, la desindustrialización, la desocupación y marginación social como nunca antes se había visto en nuestro País. La ruptura del tejido social resultante tuvo mucha resistencia que se manifestó en los fenómenos políticos de la izquierda y en los resultados electorales.
El desarrollo y el accionar del MPP en este período tuvieron efectos positivos en el trabajo social y político de resistencia al empuje neoliberal, logrando un lugar en la izquierda y en la política uruguaya. También tuvo discusiones muy importantes en su interna sobre como participar en el gobierno de Montevideo y el nacional. Las definiciones de la década de los ’90, de una estrategia política de poder popular que combinara movilización desde abajo con las acciones del gobierno frenteamplista de Montevideo, fueron muy tempranas y no se pudo operar tal conjunción.
La discusión interna continuó al igual que en Argentina y Brasil, que llevaron a los estallidos y triunfos electorales conocidos, en una izquierda que comenzaba a asumir responsabilidades de gobierno y debía tener propuestas de una real alternativa de cambio frente a un heterogéneo social y político convocado que las demandaba. Grandes discusiones en la izquierda, la integración regional de nuevo signo, nuevas leyes laborales como la negociación colectiva y el fuero sindical, frente a un bloque conformado por los grandes intereses exportadores, las cadenas comerciales y el sistema bancario, los dueños de los grandes medios de comunicación y sectores de la burocracia estatal, configuraron una etapa muy rica en experiencias de gobierno.
Componían la realidad un conjunto de trabajadores, medianos empresarios, comerciantes, y agricultores con intereses contrapuestos con los anteriores y que expresaron sus demandas y puntos de vista en las elecciones del 2004. Se rompieron los muros partidarios históricos y comenzó, con el gobierno del Frente Amplio, una etapa nueva con un programa enfocado al desarrollo del mercado interno y el trabajo nacional para lo cual el MPP, y su principal referente, José Mujica, participó, tanto en el Frente Amplio como junto a sectores sociales y académicos, en la construcción de un conjunto de “ideas fuerza centrales” para orientar el Estado, solucionar el endeudamiento interno del sector productivo, nuevas inversiones, una políticas de tierras independiente de la extranjerización, etcétera.
El MPP trabajó incansablemente en los tres gobiernos del Frente Amplio asumiendo todas las responsabilidades. La mayor fue aportar a José Mujica como presidente de la República en el período 2010-2015, y también desde los lugares institucionales correspondientes, enfrentando al gobierno conservador y neoliberal posterior al ciclo frenteamplista, así como en las organizaciones sociales, impulsando la participación popular como definición estratégica.