“La pública felicidad no es, no debe ser la suma de las felicidades privadas, implica políticas e inversión pública para que los más rezagados sigan siendo los más privilegiados”.
Un pueblo de paz como el oriental tiene, en las conmemoraciones de batallas, un compromiso por su mantenimiento y desarrollo. Las guerras, con su lógica amigo/enemigo, hoy tienen nuevas lógicas que nos convocan como orientales.
Así lo estableció el compañero Yamandú Orsi este jueves 18, cuando recordamos como cada año la victoria artiguista ante los imperialistas españoles en Las Piedras, un día como hoy pero de 1811. Es que, basado en la frase de José Artigas “no tengo otro enemigo más que el que se opone a la pública felicidad”, las luchas actuales están vinculadas con la defensa de otros puntos que desarrolló en su discurso.
Por ejemplo, los actualmente jaqueados recursos ambientales. El acceso a dos litros de agua para el consumo humano es hoy, sin dudas, una batalla que se debe dar. La Intendencia de Canelones decidió el reparto de bidones de agua en comedores municipales, jubilados que residen en viviendas del BPS, hipertensos, y a las familias del plan Mil días de igualdad –el plan que sirvió como base para el Uruguay Crece Contigo. También recordó la disposición de las máquinas municipales para generar pozos de agua.
¿No será hora de reflexionar sobre el diseño institucional del Estado para defender nuestros recursos?, consultó.
Luchas actuales también son asegurar la alimentación, la vivienda, los derechos de la primera infancia, la educación y el trabajo. “¿Acaso ahí podemos tener alguna diferencia?”, dijo Yamandú. El compromiso contra el crimen organizado, el narcotráfico, las adicciones, también forman parte de las batallas diarias de nuestro país que, entiende Orsi, deben trabajarse con amplios acuerdos nacionales, como el de la matriz energética que cambió al país para siempre.
Honrar la historia también es una batalla diaria. Por esto, desde 2018 es reconocido Joaquín Lencina, Ansina, como comandante un decreto bautizó Plaza del Ejército y a Ansina como comandante de las milicias artiguistas de libertos, de afrodescendientes que empuñaron las armas como uno más por estas tierras.
En esa instancia, la nación uruguaya se comprometió a honrar a este comandante afro, pero aún no se cumplió la promesa. Canelones ofrece recursos económicos y un espacio en Las Piedras para instalar un monumento al último compañero de Artigas, anunció Orsi.
“La pública felicidad no es y no debe ser la suma de las felicidades individuales y privadas; no, implica políticas e inversión pública para que los más rezagados sigan siendo los más privilegiados”, definió Yamandú en su oratoria.
Recordó a Wilson Ferreira cuando dijo en 1987: “Uruguay tiene una tradición artiguista e impone una voluntad integradora sin la cual ningún camino de futuro está abierto”. Más atrás, el general Líber Seregni expresó: “Este pueblo le dice otra vez, como la Patria Vieja, ‘Padre Artigas, guíanos’”.
Si somos capaces de reconocer frases y actitudes en esta construcción que es una acumulación positiva, podemos seguir honrando aquel espíritu en el que queda claro que tenemos diferencias, pero hay objetivos relacionados con la pública felicidad a lo que no podemos darle más tiempo. “Tenemos la oportunidad como país para genera los ámbitos para que esa pública felicidad sea una realidad, como ha sido otras veces”, finalizó.
Agradeció al ejército nacional, a parlamentarios, delegaciones diplomáticas y a los pedrenses por concurrir al tradicional acto.
“Mi deber como ciudadano y militante político es renunciar y presentarme ante la justicia para dar todas las explicaciones”.
La historia la construyen los de abajo, con el corazón abierto para luchar contra las injusticias sin pedir nada a cambio. Los que construyen el sueño de una patria para todos.
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Por un país que cuida la seguridad y orienta los recursos del Estado a atender lo que debe atender, no para perseguir intereses políticos, expresó Yamandú Orsi.
