Apostar a la pesca es apostar al futuro 

28 de julio de 2025
Charles Carrera.

Hace unos años, estudiando el origen de nuestro puerto, llegó a mis manos Historia del Puerto de Montevideo, un libro maravilloso de Fernández Saldaña y García de Zúñiga. Una idea quedó rondando en mi cabeza:

Si Montevideo no hubiera existido, el territorio oriental del Uruguay habría carecido de un esencial elemento de viabilidad, de fuerza, de cultura, indispensables para ser una nación independiente. Sin la bahía, su puerto, Montevideo no hubiera tenido motivo de ser.

Para los autores el puerto es el gran determinante de nuestra nación, nuestra razón de ser; el Uruguay tiene a los pies un recurso natural invaluable, que no se ha aprovechado lo suficiente. 

Lamentablemente, el sector pesquero no ha sido la excepción. En el Atlas of Economic Complexity de la Universidad de Harvard se analiza la producción de los países y su peso en las exportaciones. Uruguay es un país cuya principal producción son las materias primas (commodities) y la exportación de pescado ocupa un lugar muy marginal dentro de nuestra matriz productiva.

Mientras otros países con características similares han construido cadenas de valor sólidas en torno a la pesca, en Uruguay no hemos logrado consolidar una política de largo plazo que impulse la inversión, la innovación y la sostenibilidad del rubro. La pesca, más que una actividad complementaria, podría haber sido un pilar fundamental de una economía más equilibrada y menos dependiente de los vaivenes de los sectores tradicionales.

El informe de Juan Geymonat   El sector pesquero uruguayo (1974-2015) identifica cuatro etapas en la historia reciente de nuestro país. Entre 1974 y 1981 hubo un crecimiento exponencial en términos económicos y productivos, fomentado por una intervención del Estado en un sector eminentemente privado, como es el de la pesca. Además, Geymonat observa a partir de 1981 una serie de etapas intermedias, primero con un período de madurez y luego de estancamiento. Finalmente, a partir de 2006 señala el declive en el desempeño de la pesca.

¿Qué dicen los números?

Según fuentes del sector, casi el 90 % de la producción pesquera del país se exporta. Si analizamos la evolución de los precios internacionales podremos interpretar mejor el desempeño del sector pesquero. 

En un informe sobre la industria pesquera de 2023, CERES se refiere al Índice de Precios de Exportación Pesquera (IPEP). En la comparación de precios de la pesca con otros sectores relevantes, como la carne, la soja y la leche, el IPEP tuvo una evolución similar a estos commodities hasta el 2010, cuando comenzaron a disminuir. En 2021, la pesca registró su indicador más bajo. Esto da muestra de que el declive de las exportaciones relativas es consecuencia tanto de una menor captura como de la evolución desfavorable de los precios de exportación, en comparación a la carne, soja y leche.   

Hacia un modelo de desarrollo basado en el trabajo y la producción

El estudio de CERES concluye con gran acierto que la caída en la producción pesquera no puede entenderse como un fenómeno aislado, sino como la manifestación de obstáculos estructurales que nuestro país no ha podido resolver. Entre ellos, se destacan normativas desactualizadas, niveles de inversión por debajo de lo necesario, tensiones laborales persistentes y una débil coordinación entre los distintos actores.

Obviamente, existe un contexto internacional que nos condiciona, pero no podemos resignarnos a eso y no habilitar transformaciones estructurales que nos ayuden a salir del pozo. Debemos reconocer que existen múltiples factores propios que han contribuido a limitar el avance de un sector que tiene un enorme potencial. 

De acuerdo con el análisis de CERES, la pesca industrial tiene el potencial real de más que duplicar su captura actual. Ese salto productivo tendría un impacto económico estimado en 200 millones de dólares por año, acompañado de la creación de más de 2000 empleos y un incremento de 5,4 millones de dólares anuales en la masa salarial. Un beneficio directo para cientos de familias uruguayas.

Sin embargo, lo que se juega aquí trasciende la recuperación de una cadena productiva. Está en disputa un modelo de desarrollo más amplio, que conciba al mar no solo como fuente de recursos alimentarios, sino también como espacio de innovación y conocimiento. La biodiversidad marina del siglo XXI despierta interés en sectores estratégicos como la biotecnología, la industria farmacéutica y la investigación científica. Si el país logra orientar adecuadamente su política marítima puede posicionarse como un actor relevante en estas nuevas fronteras del desarrollo.

Es clave que Uruguay comience a discutir estos asuntos, porque cuando reflexionamos sobre modelos productivos —y la pesca es uno— estamos hablando sobre nuestras posibilidades de desarrollo y el trabajo de los uruguayos. 

La pesca es uno de los espacios donde todavía no hemos logrado posicionarnos en el mundo a pesar de contar con los recursos. Tenemos potencial, contamos con una institucionalidad fuerte y un gobierno dispuesto a dar estos saltos cualitativos. Apostar a la pesca es apostar al futuro.

Charles Carrera Leal
Dirigente político del MPP y Frente Amplio

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