La infantilización de la pobreza en Uruguay

31 de octubre de 2023
Soledad Brandon

De lo poco que se ha hecho y lo que se busca barrer bajo la alfombra. Escribe Soledad Brandon.

Cuida de mi risa
Llévame en tus brazos
Llévame sin prisa
No maltrates nunca Mi fragilidad
Pisare la tierra que tu pisas
Pisare la tierra que tu pisas

Pedro Guerra «Cuídame»

Desde 2021 este Gobierno ha evidenciado el aumento en las cifras de pobreza infantil. Con iniciativas, casi convincentes en lo discursivo, en las sucesivas instancias de rendiciones de cuentas han planteado la relevancia de la primera infancia y han presentado planteos que al día de hoy no han generado los efectos esperados ni en la mitigación de impactos y menos aún en el abatimiento de la pobreza infantil, objetivo que debería ser por lo menos fundamental. Corolario de esto, hoy Uruguay es el país con mayor infantilización de la pobreza en la región.

Recordemos que ya en la presentación del documento «Situación y Perspectivas Macroeconómicas de Uruguay», el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) de inicios de 2021, el gobierno, planteaba de forma poco clara una reducción de la pobreza en la franja de niños y niñas comprendida entre 0 y 5 años. Al realizar una comparación entre los resultados para el año 2019 con el primer semestre de 2021 y sin considerar (entre otros aspectos metodológicos de orden) la baja en la natalidad a la que nuestro país asiste. Además de que la misma presentación no aportaba información sobre la situación de las otras franjas de infancia y adolescencia, 6 a 12 y 13 a 17 años, en las que se constataba un sensible aumento en ese momento.

Las señales de alarma ya estaban establecidas, una pandemia presente aún y sus posteriores consecuencias, el recorte de políticas sociales y la demora en la generación de alternativas de contención han sido la constante a la par del crecimiento de las cifras de pobreza infantil salvo algunos periodos puntuales. Ahora bien, ¿qué implica para un país como el nuestro que la pobreza tenga cara de infancia?

Parece una obviedad recordar que la población infantil, y en particular la primera infancia, no es capaz de generar ingresos ni por tanto aportar económicamente en el hogar en que viven. Son económicamente dependientes y como sujetos de derecho pleno, responsabilidad de la sociedad toda que sus necesidades básicas y derechos se encuentren cubiertos y amparados. Haciendo un somero recorrido por los anuncios de gobierno que refieren a transferencias puntuales, un Fondo Infancia que nunca terminó de ejecutarse totalmente (o por lo menos las autoridades no logran dar cuenta de su uso a ciencia cierta) estas cuestiones no son tan evidentes para el gobierno de turno.

Recordemos además que las niñas, niños y adolescentes son «pobres» porque viven en hogares pobres. Haciendo una lectura simplificada cuando a un hogar se lo categoriza como pobre todos sus integrantes también lo son. Y estos niños, niñas y adolescentes crecen y se desarrollan en condiciones de pobreza, condiciones materiales que inciden negativamente en su desarrollo integral (físico, emocional, social, etc.). Ahí la gravedad de la ausencia estatal se intensifica porque no son sólo los asuntos de salud, educación, cuidados y protección, no hay siquiera una política de vivienda clara y consistente que si bien fue bandera de campaña nunca logró plasmarse y bien sabemos que no es lo mismo nacer en piso que en tierra. Lo que queda en evidencia es que prometer por prometer sale baratísimo y los platos rotos los pagan quienes quedan en los márgenes.

Retomando Uruguay es, de acuerdo a la medición CEPALSTAT, el país con mayor infantilización de la pobreza en nuestra región, la exposición de las niñas, niños y adolescentes a condiciones de pobreza duplica la del promedio de la población, se ubica en 2.1 y para América Latina la media es de 1.4. La pobreza en la infancia nos rompe los ojos, nos duele en todos lados y seguimos esperando respuestas de un gobierno que se muestra desorientado, ya bastante avanzada su gestión.

Elaboraron allá por 2021 un plan de apoyo a la Primera Infancia, acción que iba a resultar fundamental pero sobre la que quedaron las intenciones y poco registro de cómo las instituciones instrumentaron los dineros que se dispusieron, exceptuando el caso del Mides con el Bono Crianza y algún otro caso puntual. Además el gobierno se olvidó de que las y los niños crecen y faltó una parte enorme. Qué hacer con respecto a las niñas y niños de entre 6 y 17 años, cuya situación claramente es preocupante.

Volviendo al informe de CEPALSTAT, las niñas, niños y adolescentes uruguayos de 0 a 14 años vivenciaron una tasa de pobreza 33,3 veces mayor a la de las y los adultos. Y allí, otra vez, asistimos a un tiempo de ausencias y omisiones estatales inaudito donde las y los niños quedan de rehenes en un panorama de ausencia de acciones, de planificación y sin políticas públicas reales que ayuden a mitigar la situación.

Ya a esta altura preguntarnos qué acciones se van a proponer desde el Estado para atender la realidad de la pobreza infantil resulta un ejercicio de desgaste innecesario, el tiempo pasó y la tarea quedó enorme.

Los niños, niñas y adolescentes como sujetos de derecho en desarrollo, son responsabilidad de la sociedad toda y debe ser el Estado el que vele por su desarrollo integral. No es tarea de un gobierno u otro, debería ser política de Estado y allí el peor de los problemas que enfrentamos.

Para terminar, recordar además, porque de a ratos parece olvidarse, que los niños y niñas en situación de pobreza crecen y se desarrollan en familias en la misma situación y para buscar soluciones es necesario que el Estado tenga presencia en las comunidades, los barrios, en el día a día de las familias. Familias que las más de las veces son monoparentales, con madres que deben sostener las crianzas sin redes de sostén ni apoyos suficientes. En definitiva, la pobreza en nuestro país tiene cara de mujer e infancia, caras que son ciudadanas y ciudadanos sobre los que el Estado debería velar.

Es duro pensar que en nuestro país, en la etapa de vida en que todas las personas necesitamos de mayor apoyo y acompañamiento para poder desarrollarnos de forma adecuada cuando las condiciones son adversas, los apoyos gestionados por el gobierno no alcanzaron, no se juega solo el presente; en este partido se nos juega el futuro entero.

Soledad Brandon

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