José Mujica: una causa para vivir y una construcción con futuro

Si no creyéramos que los humanos pueden construir un mundo un poco mejor, menos ruin, menos egoísta, ¿qué sentido tiene la vida y qué precio tiene la esperanza?

Palabras de Pepe Mujica en Cerrillos, Canelones, este sábado 16 de noviembre:

Soñé como muchos otros mucho más de lo que pude lograr. Pero al final del partido, por lo menos, queda una institución, la 609. Un trabajo de 35 y pico de años, que me comió parte de mis fuerzas. Pero ahí está, seguirá adelante.

Y siempre dije, a lo largo de mi vida y lo vuelvo a repetir: un buen dirigente es el que deja gente que lo aventaja.

Yo apuesto al porvenir de mi país, no al pasado. El pasado se fue y es irremediable. Lo que queda es mañana, el futuro, el porvenir. Lo que importa es que quede gente luchando que nos sustituya. Porque nada cae del cielo, créanmelo. Todo desemboca del esfuerzo humano organizado.

Yo sé que nos cuesta mucho y que soñamos y ambicionamos mucho más de lo que podemos lograr. Pero, si no soñáramos, si no creyéramos que los humanos pueden construir un mundo un poco mejor, menos ruin, menos egoísta, ¿qué sentido tiene la vida y qué precio tiene la esperanza?

Sin esperanza, sin una causa para la vida, se vive solo para pagar cuentas. Para pagar cosas nuevas mientras uno envejece y las cosas envejecen más rápido que nosotros. Y quedan las cuentas, que hay que pagarlas y para eso hay que trabajar. Y nos terminamos autoexplotando, porque siempre necesitamos en la sociedad de consumo pagar más de lo que debemos.

Las deudas nos acorralan. Y entonces debemos inventar nuevos trabajos y se nos va la vida. Cuando nos queremos acordar, somos unos viejos bichocos que nos pasamos pagando cuentas.

Hagan lo que quieran, pero llévense este consejo: para vivir hay que trabajar. Y el que no trabaja ha vivido a costilla de alguno que trabaja. Pero, ojo: no se vuelvan locos por el consumo. Guárdense tiempo para vivir.

Una cosa es trabajar para vivir. Otra, vivir para trabajar. Si sos joven: hay que dejarle tiempo al amor porque nada iguala, en la juventud, a la aventura del amor. Si sos veterano y tenés hijos: hay que darles tiempo y cariño a los hijos, no se arreglan solo con plata. Precisan el cariño, que no es igual a la plata.

Precisan de los mimos y las caricias y el tiempo que se gasta en ello, no sea cosa que madrugues y los veas solo de noche porque querés que a tus hijos no les falte nada y les faltás vos, que nunca tenés tiempo para darles. Por eso, queridos, no se dejen entrampar por la presión de la sociedad.

Déjenle tiempo al cariño, a los hijos. Trabajen para vivir, pero no vivan solo para trabajar. Vivan la vida, que la vida se va.

Y cuando sean viejo sabrás que hay cariño de viejo, una dulce costumbre. Una forma de dispararle a la soledad. Ya no serás joven, pero se puede ser feliz de viejo, solo recuerda que no sirve para estorbar sino para amparar, para vivir, para respetar, que estamos sembrando en la cabeza a las nuevas generaciones.

Hay cosas que se aprenden solo viviendo. Cuando eres joven, tienes la fuerza de las tripas jóvenes. Te llevas el mundo por delante. Cuando eres anciano, ya no tienes fuerzas, pero tienes lo que te sembró la vida. Aprendiste cosas que no sabías de joven y tu papel es sembrársela a las nuevas generaciones. A los que van a quedar.

Ama a la vida por encima de todas las cosas. Nada vale más que la vida humana, no la desperdicies, cuídala, dispárale a la droga, a la mala vida, enséñale a tus hijos que luchen por vivir, que no hay aventura más grande que haber nacido y que está en la vida, la hermosa aventura. Aprovéchenla y siembren para las nuevas generaciones.

Que se siembre en nuevas vidas, les doy un abrazo de un viejo cargado de años que gastó como tantos otros su juventud luchando para tener un poco más de igualdad en la sociedad que nació. No arreglamos mucho, pero arreglamos que vengan otros, que queden otros luchando como nosotros.

Les doy un abrazo.