Las palabras de José Mujica al XI Congreso del MPP

2 de abril de 2023

El cierre del XI Congreso del Movimiento de Participación Popular estuvo a cargo de José «Pepe» Mujica.

Compañeros:

Seguramente me han sentido a lo largo de los años que el mejor dirigente no es el que se va, es el  que cuando, se va, deja una vara que lo supera con ventaja. ¿Por qué? Porque si la vida continúa también continúa la necesidad de gente que levante las viejas banderas y construyen esperanza. Porque, ¿qué sentido tiene la vida si nos quitan la esperanza?

Mientras lo escuchaba (a Yamandú Orsi), recuerdo que era un pibe que conocí en Santa Rosa. Pasaron un montón de años y un montón de recuerdos. Como cuando salimos con el flaco Dubra con  un carrito y un parlante a caminar por una feria, porque discutimos internamente que teníamos que abrirnos, que había un corazón de pueblo, de las masa colorados y blancas que eran compatriotas, que había que dejarse de historias, de discurso prefabricados y que había que apostar a la entraña de nuestro pueblo, y vaya que nos costó flor de lío.

Porque los de izquierdas también tenemos nuestro balde, y a veces nos creemos calificados y caemos en una posición peyorativa y no nos damos cuenta que somos partes, hijos del pueblo. Y han pasado muchos años y aquellas discusiones han quedado atrás, pero de vez en cuando brotan porque la historia es compleja y hay incertidumbres y, ayer, les decía no se puede ir más allá de lo que la masa entiende, que no hay que sustituir la voluntad de la masa sino que hay que ser partero, ayudar a que afloren de la conciencia lo mejor de la masa que esté planteando; que tenemos que cuidarnos de no confundir nuestros deseo con la voluntad posible de la gente, porque sin el aliento de la gente podremos pregonar lo que quieran pero solo hacemos ruido. Porque la historia no la definen los caciques, la historia la define el tamaño de la fila india. Y entonces ninguna causa que no tenga gente atrás se concretará en el camino de la realidad.

Pero entonces no tengo ninguna ganas de morirme. Pero me puedo morir en cualquier momento, porque hay una barra que queda y seguirá luchando y tratará de reproducirse y tratará y tendrá que no cometer los errores que hemos vivido y tener el coraje y cometer los errores de su tiempo. Porque las luchas sociales no son un laboratorio de prueba, el laboratorio es en carne viva.

Hay que tomar decisión y que hay que apostar y, para resumir compañeros, hay una cuestión programática de carácter central: este país se tiene que desarrollar y esa es la cuestión central de esta etapa, porque hay un cambio civilizatorio en puerta, el conocimiento es más importante que nunca cada día y no podemos resignarnos a ser vendedores de materia prima; tenemos que meter una fortuna en la cabeza de las nuevas generaciones.

Pero desarrollarnos en este país significa jugarnos por el interior. Multiplicar la enseñanza que llevamos al interior, en escalas sideral; llevar industrias no mendigadas, hija del ahorro nacional. Hay que abrirle la puerta a esa clase media que puede ahorrar un peso y no tiene donde invertirlo y darle seguridad. Pero hay que jugarse en el interior porque, si no industrializamos el interior este país no se desarrolla.

Hay que dar una batalla por el agua y no lo digo por la sequía: fui presidente y elegí un ministro arrocero, llevó dos años de discusión poder sacar una ley que está ahí latente pero que todavía no se pudo aplicar. Quien conozca algo sabe que, si este país pudiera regar un millón de hectáreas, equivale a 10 puntos del PBI y es la inversión más gigantesca que tiene que hacer este país.

No hay que pedir plata prestada para tapar agujeros, hay que vivir con lo que se tiene. La plata prestada tiene que ser para invertir en la economía real y hay que acudir a todas las formas de propiedad que conocemos pero invertir en el interior. Si el interior no crece este país no se desarrolla. Eso significa que no hay que hablar más de descentralización, hay que jugársela por el interior.

Me decía un intendente blanco hace poco que cada 100 peso que recauda el Estado en el interior, vuelven 30. Esto es fantástico…, eso hay que darlo vuelta: las inversiones en el interior no pueden ser capricho del jerarca que esté en la OPP, tiene que ser una decisión nacional, porque tenemos que invertir en donde se multiplica.

Entonces, compañeros, tenemos que sacar una dirección y un acuerdo político, que incluya obviamente al Frente pero que tenga la grandeza de incluir a todos lo que quieran trabajar por este país. No somos todos pero debemos estar todos.

Por eso compañeros, puede ser, porque para repartir hay que tener, y para tener hay que generar, y para generar primero hay que invertir. Pero si para invertir tenemos que esperar que vengan los gringos a meter plata, van a llevar más de la que meten. Siempre tiene que salir de nosotros y esto hay que enterderlo, duela a quien le duela. Nadie nos va a regalar la prosperidad, hay que meter mucho en instrucción tecnológica y después vendrá la batalla por la cultura.

Por eso, queridos compañeros: no es lo mismo instrucción que cultura. La cultura tiene que ver con los valores, por eso les dije ayer a los militantes “acostúmbrense a perder 10 minutos de noches cuando se acuestan y hagan un balance de lo que hicieron en el día y júzguense a ustedes mismos si estuvieron bien y si estuvieron mal, porque nunca vamos a tener un mundo mejor si no empezamos por pelear con nosotros mismos para ser mejores. Sé que esto es duro. Yo sé que estas cosas son duras, pero tenemos que hablarnos a nosotros mismos frente al espejo de la historia.

Por eso el compromiso de seguir luchando, construir esperanzas, respetar y multiplicar la unidad,  pero somos un movimiento no un partido. Movimiento quiere decir que somos abiertos, que no obligamos a la gente que pase por un catecismo, un puñado de ideas, y que repitan nuestras ideas. Somos abiertos porque tenemos que convocar la gran apertura que existe dentro de nuestra sociedad.

Finalmente, discursos sobraron hoy, vamos a luchar para que este compañero sea presidente, y asuma la responsabilidad que tenga. No va a ser nuestro pero, si no le toca, le ponemos el hombro al que el pueblo frenteamplista y el pueblo decidan. Las elecciones no son internas, el pueblo elige a sus candidatos en todas las fuerzas políticas, el pueblo es el único que tiene derecho a equivocarse, porque siempre paga los cortos. Por eso bendita sea esa decisión.

Finalmente, hasta siempre y por siempre, viva la esperanza. Pero finalmente permítanme, por favor, no odien. No cultiven el odio, cultiven la pasión. Pero no se dejen embozalar por el odio que está latente en esta civilización digital. Porque el odio estupidiza, es tan ciego como el amor, pero con la diferencia que el amor es parturiento, es creador, y el odio nos termina destruyendo. Antes que nada: no odien. Hasta siempre.

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