Cuando alguien lea esto y piense en sus niños queridos, ¿puede realmente naturalizar o mirar al costado ante esta situación actual de violencia? Por Graciela Barrera.
Son aquellos niños, niñas y adolescentes que sufren la violencia diaria en los barrios carenciados donde la ausencia del Estado los lleva a subsistir como sea o con lo que sea.
No se valora la vida, no existe la esperanza, no tienen proyectos de vida ni a mediano ni a largo plazo. Sobreviven, que ya es mucho.
¡Viven el hoy, el minuto! Su estrategia es la de superar el día a día, sin mayor proyección que esa. Se crían en un ambiente en el que no hay proyectos a futuro, o si los hay son de muy corto alcance, tanto en el tiempo como en las aspiraciones.
Hay un aumento de los niños, niñas y adolescentes heridos de bala y fallecidos. A diario balean sus casas, ya sea porque es una boca de drogas o porque buchonearon, o porque se equivocaron de casa. Sea cual sea la razón, deben tirarse al piso (muchas veces), de la única cama que hay para no ser alcanzado por las balas. Esas que buscan cobrarse una deuda, salvar el honor o simplemente sostener el miedo para seguir mandando en el barrio.
¡Qué tristeza!
Cuando alguien lea esto y piense en sus niños queridos, ¿puede realmente naturalizar o mirar al costado ante esta situación?
Bueno, me pregunto… ¿y el día después?
¡Si para un adulto es difícil imaginen para un niño, niña y/o adolescente! ¿Cómo hace para sacarse el miedo tras haber sido herido en circunstancias no muy claras o donde al adulto referente lo mataron; o porque una bala perdida justo le tocó en desgracia; etc., etc.?
¿Qué respuestas como Estado tenemos para ayudarlo, para ampararlo?
Tenemos un sistema muy lento, con demasiada burocracia, y al que le falta empatía. Esa actitud de ponerse en el lugar del otro, un gesto que no necesita de recursos presupuestales.
¿El sistema de salud, acompaña los problemas psicosociales de la población? Me atrevo a decir que no…
Tenemos un problema enorme que son «las víctimas invisibles», que cuando dejan de serlo es tarde pues ya son víctimas. Resultado de un Estado ausente desde que estos niños, niñas y/o adolescentes fueron concebidos, y cuyos efectos más tristes los vemos en la inusual violencia que hoy campea en nuestra sociedad.
Estoy totalmente de acuerdo con la futura ministra de Vivienda, Cecilia Cairo, quien sostiene que desde que las madres van al Pereira Rossell a realizarse los controles se debe saber cuáles son las necesidades básicas no contempladas y allí el Estado debe actuar.
Salud, vivienda, trabajo, educación…todo debe estar contemplado y, ministerios, intendencias y sociedad civil, integrados en cada barrio, en cada lugarcito donde haya un niño, niña y/o adolescente carenciado, para darle contención y atención. Porque esa será la mejor inversión social que un país pueda dar para asegurar el futuro de bienestar que necesita para su desarrollo.
No podemos volver atrás, pero sí podemos darles un mañana lleno de proyectos que redundará en una mejor sociedad.
Yo creo que eso es posible, pero nos precisamos todos.
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