Mujica convocó a tener el corazón abierto para construir un país entre todos

28 de octubre de 2023

Con el corazón y la tranquera abierta, hay mucho por lo cual sentirse orgullosos de la historia de nuestro país y para pensar en un futuro lleno de incertidumbres, reflexionó José Mujica.

Hay que aprender de la gente olvidada en nuestro país, comenzó José Mujica. Como Bernardo Berro, como los viejos anarquistas fundadores de sindicatos, los luchadores de los partidos tradicionales, cada país es su cultura y su forma de ser. La masividad brasileña nacida de las oleadas de esclavos fue recordada por Pepe en aquellas noches que acompañó a Lula durante la última campaña electoral. Hace pocos días rememoró la mística del peronismo, esa construcción política argentina. Y nuestra construcción, la uruguaya, se llama Frente Amplio.

Los partidos tradicionales también fueron un frente político. Son de los más añejos del continente y de ellos hay mucho para aprender y sentirse orgullosos, remarcó. Por ejemplo, no tenemos un Guantánamo en Rocha gracias a la porfiadera del viejo Luis Alberto de Herrera; en el batllismo tenemos un germen de derechos sociales y socialdemocracia que no lo inventamos nosotros simplemente porque este no es un país de 50 millones de habitantes…

Por esto, en esta fuerza política tenemos una concepción política de movimiento, más abierta. Entendemos que hay que ser inclusivos porque ¿quién dijo que todos los trabajadores son iguales?

Enfrente tenemos desafíos enormes en un mundo donde lo que más crece es la incertidumbre. Por eso, queridos compañeros, tengamos una causa para vivir y darle sentido a la vida. Los humanos somos buenos y malos a la vez, tenemos solidaridad, somos gregarios y no podemos vivir en soledad como los pumas. Esto no se pelea en soledad, esto se pelea en barra, que es la característica más notable del género humano.

Estamos luchando por sacar un país adelante. Pero, a la larga, el cambio tiene que ser cultural. Peleamos por más comida, riqueza, inversión y conocimiento, pero en el fondo peleamos por un cambio cultural porque la gran pregunta es a qué vinimos a la vida. Si la vida la vivimos para pagarlas en cuotas, ¿dónde estaba la felicidad humana? En las cosas más chicas, en el amor, los compañeros y los amigos. Si no peleamos por la felicidad, somos jodidos. Hay cosas que no se compran.

Pero esta etapa del desarrollo capitalista necesita que todo el tiempo de la vida se transforme en valor y mercadería porque eso genera la acumulación. Y hay que tener claro que en la vida hay que trabajar y el que no lo hace vive de la costilla de otro. Pero la vida no es solo laburar. Es mucho más.

Por eso somos frentistas. Por eso luchamos. Por más pan, por más mejoras materiales, pero conscientes que nuestra América Latina tiene que pegar un salto porque en el mundo que se nos viene, tan fuerte como el capital será el conocimiento. Y eso implica que hay que trabajar mucho para volcar un sistema de enseñanza tecnológica y científica en nuestros descendientes para que estén a la altura del tiempo que se viene.

Tenemos que hacernos cargo de que habrá más viejos y menos gente joven. Estamos peleando por una pecera que será cada vez más chica. Tenemos que empezar a hacer una burra para sacar dentro de 30 años porque es el problema que se nos viene encima. Es para lo único que pedí audiencia con el presidente; me miraban raro. Porque pensar para 25 años adelante necesita un acuerdo político: si armamos una burra con esa va a venir un gobierno y le va a echar mano enseguida.

Compañeros, por eso les tengo que agradecer que mantengan el corazón y la tranquera abierta. En todas partes hay gente bárbara y hay que escuchar a todos. Así son los pueblos y hay que tener paciencia, Para hacer una fila grande hay que entender que todos somos humanos, con contradicciones, ambiciones, grandezas y pequeñeces, con sentido del honor, algún alunado, etcétera. Pero a la humanidad hay que quererla como es.

Este espacio es un intento de mantener una cierta relación política con ciertas bases fundamentales sin rascar hasta el milímetro. Hoy todos hablan de libertad, te la venden al contado.

En la raíz de la palabra libertad, palabra indoeuropea, está la palabra amar. ¿Se dan cuenta? Es todo lo contrario a lo que nos venden: la libertad no se compagina con la libertad del individuo, es en el fondo una amistad social.

La libertad necesita un amparo social. Se los dice un viejo que estuvo muchos años en soledad. Por eso, gracias compañeros. Y a pesar de todos los pesares, recuerden: siempre se le puede dar una mano más a alguno que ande más roto.

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