José Pepe Mujica recibió el honoris causa de la Universidad de Quilmes, Argentina.
Pepe no es una persona apegada a los galardones, pero aprovecha estas oportunidades para agradecer (como “paisano con algunas lecturas”, tal como se reconoce) y para expresar algunas ideas y reflexiones sobre el futuro. En este caso fue ante la audiencia congregada en la Universidad Nacional de Quilmes, en oportunidad de una nueva entrega de un título honoris causa.
Mujica recordó las largas noches de discusiones políticas en su juventud, pero en aquellos años las ciencias del comportamiento humano no estaban tan avanzadas como hoy y ellos tenían una visión más ideológica que científico-práctica del hombre. Hoy sabemos que hay un ser humano solidario y, a veces, egoísta, que debe buscar sus sueños pero con los pies en la tierra. Aquellos que discutían en las noches se dieron “un buen porrazo histórico” a cuenta de que los jóvenes de hoy cometan los errores de su tiempo, no los de ellos. Esto es, definió Pepe, una invitación a la esperanza: no hay cambio sin cambios en la cultura porque, de lo contrario, no cambia nada.
Trabajamos con seres humanos, no hay que transformarlos en mitos porque somos duales: Mujica conoció personas que en algún momento escondieron una manzana en sus bolsillos a pesar de ser formidables héroes. Puede haber de todo en la cuestión humana y con hay que lidiar con esto sin desmoralizarse porque todo avance está enmarcado en nuestras propias flaquezas y debilidades.
También diferenció entre dos tipos humanos: los que nunca se preguntan por el sentido de la vida y los que sí. Para los primeros, el mercado ya tiene un destino planteado, y es “pasar toda su vida pagando en cuotas y queriendo comprar la felicidad hipotética como el burro atrás de la zanahoria”, como definió. Y los otros, los que sienten la pregunta por la causa humana, los que se pasan 20 años buscando el misterio de la molécula, o la pasión del arte, el deporte, y todo lo demás tiene una vida secundaria.
Dentro de los apasionados, estamos los que pretendemos que la sociedad sea un poco mejor algún día. No es una profesión, aseguró Mujica. Esto no es por plata, no se arregla con eso. Es una causa para vivir, se tiene adentro o no.
“Si la tenés, jugate por ella, comprometé tu vida, tu esperanza, tus sueños. Te vas a equivocar, pero vas a descubrir un tesoro dentro tuyo que te va a enseñar el secreto de la misantropía”, les adelantó a los jóvenes.
Somos libres a medias, estamos sometidos a “las necesidades de las tripas”. Hay mandatos de la naturaleza imposibles de suprimir. El ser humano puede crear necesidades infinitas y, si dejamos que se multipliquen tal como nos plantea la sociedad contemporánea, tendremos que gastar nuestra vida para cubrir esas necesidades pero no para nuestra libertad, que es gastar nuestro tiempo en las cosas que cada uno quiere, no las que marca la ley de la necesidad.
“Que tu hijo no le falte nada pero le faltás vos porque nunca tenés tiempo. Porque te das cuenta que lo que consumís no lo pagás con plata sino con tiempo de tu vida que tuviste que gastar para tener esa plata y, si derrochás en gasto material estás cada día más sometido a la ley de la necesidad y no te da tiempo para ser libre”.
Los jóvenes universitarios se ganaron el privilegio de estudiar, algo tienen que devolver a la sociedad, dijo Pepe. El mundo universitario debe dejar su vida a favor de las masas desheredadas y raleadas para que puedan tener una aventura mejor. Algo tenemos que hacer por ellas, porque tienen más posibilidades para ello quienes cultivan su cabeza a los que viven en la intemperie.
También diferenció en la historia dos formas: la del cambio y la conservadora. Ambas tienen patologías: la cara del cambio suele confundir la realidad con los sentimientos y cae en infantilismos; la cara conservadora cae hacia lo reaccionario. Son dos vetas que seguirán existiendo, se necesitan, pero cambiará el tono. Los jóvenes de hoy, en algunos años, lo van a poder contemplar.
Por eso los invitó a vivir con causa, a enfrentar el pesimismo y el derrotismo. Lo posible cuesta un poco más. Sin esperanzas no hay camino y tampoco hay vida sin él. La ciencia es una manera formidable de ayudar a los pueblos. Pero con una advertencia: “no se crean dueños de nada, la ciencia tiene valor si es semilla que se reproduce en el acontecer de los otros humanos”.
Nacimos en el sur, el continente tiene el 30 % de la tierra cultivable del mundo y el 30% del agua dulce global. Es un emporio de biodiversidad como no hay igual en la faz de la Tierra, habitada por gente que, si habla despacio, se entiende. Mientras, los chinos hablan 400 lenguas, Europa es un mosaico de pueblos. Sin embargo, los ingenieros uruguayos no pueden trabajar en argentina y viceversa, mientras van a la Europa y los toman. “¿Cuándo nos vamos a dar cuenta que la inteligencia debe ser un capital común con toda la América abierta al talento de los universitarios?”.
“Si no juntamos a las inteligencias no vamos a poder estar a la altura de los desafíos del mundo que se nos viene encima”, alertó ante el cambio de época que atravesamos. En el continente nos dejamos robar nuestra inteligencia cuando debería quedarse en nuestros territorios. Somos americanos y atomizados no somos nada, esta es una batalla que está en las universidades, es Córdoba y su lucha, es el desafío latente de la unidad latinoamericana.
No somos solamente argentinos o brasileros o uruguayos, somos latinoamericanos. Nuestra independencia política nació cuando el mercado mundial se organizó allá en el siglo XIX. Cada puerto importante se transformó en una capital. Pagamos nuestra independencia política con la independencia económica y cultural.
¿Hoy se puede negociar de igual a igual con China, la India, Europa o EEUU, o las grandes empresas? Uruguay es un pequeño país ganadero con todos los frigoríficos todos en manos de extranjeros. “Bicho abombado el latinoamericano, tenemos que juntarnos para defendernos más, tener una actitud de escala; pero esas cosas las tienen que pensar ustedes, muchachos, porque si no hemos vivido inútilmente”, finalizó.
Desde Las Piedras, donde el interior y el país metropolitano se abrazan, Yamandú Orsi llamó a reconciliar las distintas realidades para construir un país de certezas.
Proponemos un cambio en el que todos podamos vivir tranquilos, con más solidaridad, con más bienestar. “Sabremos cumplir”, dijo Yamandú Orsi.
Pepe estuvo en la localidad de San Bautista, en Canelones. Dando el último tranco para apoyar la posibilidad de un gobierno para todas y todos, con Yamandú Presidente.
No tiene antecedente en la historia de los últimos 50 años que un gobierno haya mantenido congelado los ingresos durante 40 meses, recordó José Mujica.
“Vamos a dejar el cuero en la estaca estos días”, dijo José Pepe Mujica. A dar otra vez ese ejemplo de militancia.
El pueblo uruguayo merece vivir mejor. El crecimiento es prosperidad cuando llegamos juntos y cuando nadie queda rezagado. Porque somos muchas partes y un todo a la vez.