La charla abierta sobre religión y política atravesó varios temas, desde la necesidad de mirar al otro, la fe en tiempos convulsos y los peligros de una agenda conservadora y antidemocrática en Brasil. «Creer y transformar» integra el ciclo de charlas abiertas de cara al 11º. Congreso Nacional del MPP.
A sala colmada, la residencia universitaria Conventuales recibió a Margarita Libschitz, presentadora del evento, a la moderadora Lucía Topolansky, y a los participantes: el cura Juan Andrés “Gordo” Verde, la afroumbandista Romina Calone, el pastor metodista Heber Cardozo, la pastora valdense Carola Tron, y el sociólogo brasileño especializado en religiones, Rafael Rodrigues da Costa.
Lucía rememoró la vinculación de Conventuales con la salida de la dictadura, en 1985, un momento difícil para acompañar a personas con 13 años de prisión en las peores condiciones. “Lo hicieron de pura solidaridad”, expresó sobre los gestores de Conventuales en aquellos años, un hecho concreto que habla de ellos mucho más que las palabras, reconoció.
En su síntesis sobre la jornada, Lucía dijo que el lenguaje es relevante como factor de comunicación que, usado «para hacerse entender», puede transmitir ideas y ayudar al otro. Subrayó que sin escuchar al otro es imposible el camino en común. A la presencia en el lugar, otra idea que rescató, sumó una consigna del Che Guevara: “no se trata de desearle la victoria al agredido sino de correr su misma suerte”, porque así es como nos van a entender. La presencia es “la esencia de la militancia”.
Brasil, un país de vanguardia con su teología de la liberación, marcó rumbo en Latinoamérica y, sin embargo, hoy prácticamente desapareció. Esto quiere decir que siempre debemos estar en alerta.
Finalmente, consideró como omisión de los partidos políticos no incluir diálogos con los sectores de la sociedad que están organizados en religiones, creencias, por el hecho de pensar que no aportan nada. “Tenemos que incorporar los puntos de encuentro y evidentemente nos vamos a encontrar en territorio”, definió.
La religión y la fe para incorporar al Otro, como respaldo ante los desafíos actuales y ante el “eco-suicidio”
Heber Cardozo, pastor metodista, recordó al Jesús histórico y su relación con “los iletrados”, los diferentes grupos y sus posiciones con relación al poder, la justicia, los más pobres y la piedad, en especial en el “partido” liderado por Jesús y sus apóstoles. Rememoró el libro “El arte de amar” de Erich Fromm y sus cuatro pilares: conocimiento, respeto, cuidado y responsabilidad. “Esa es la gente que quiere el maestro: gente que asuma su humanidad”, finalizó.
Carola Tron, integrante de la iglesia valdense, movimiento surgido en 1170 y perseguido por la Inquisición, indicó que esta comunidad se piensa y comprende como minoría en solidaridad con otras minorías. También definió al proceso histórico de los valdenses en Uruguay como la canalización de la fe a partir de lo social: las colonias, las cooperativas, las escuelas, el liceo, etc. Identificados hoy con la teología de “lo suficiente”, por fuera de la prédica del ultraconsumo y el “eco-cidio”.
Tron mencionó la presión de algunas comunidades que buscan acuñar una nueva espiritualidad que separa lo sagrado de los problemas de la comunidad y tiene un cuño conservador. ¿De qué manera vamos a repensar y dialogar, evitando estos sentimientos y discursos del odio, y dialogando en la diversidad?, se preguntó.
Romina Calone, integrante de la comunidad afroumbandista, consideró a la fe como fundamental en estos tiempos de cambios constantes, y a la fe afroumbandista como una puerta abierta como un elemento de apoyo social, a través de actos de fe y empatía con los pares. La propagación de la fe como elemento de equilibrio y bienestar psicoemocional de los humanos es la meta de los cultos convocados, señaló.
Empatía, trabajo, derechos humanos, son conceptos que surgieron en la charla y que deben ser abordados, bregó.
El cura Juan Andrés Verde, reconocido en redes sociales como “Gordo Verde”, rememoró el tornado que atravesó Dolores y las palabras de un albañil para la reconstrucción de la ciudad a pesar de tener su casa en ruinas: “yo perdí mi techo y mis paredes pero mi familia está sana”. “Algo que aprendí de este hombre es la capacidad de autotrascendernos, ver más allá de nuestro propio ombligo y ponernos al servicio de los demás siendo capaces de ver más allá”.
Entiende que “estar ahí” en los momentos difíciles es la primera clave para el amor. El segundo, ponerse en el lugar del otro. Y no achicarse como tercer punto, porque “si te dejás achicar al final no hacés nada por nadie”.
Tener fe, a veces, es como decir una mala palabra. Es clave abrirse a lo trascendente como personas, en el marco de un país con una tasa de suicidio muy alta. “no voy a decir que es por falta de fe, pero me animo a decir que la fe es una herramienta para encarar los temas más difíciles de la vida y por eso para mí es un valor muy importante”, concluyó.
Los peligros de una agenda conservadora y antidemocrática que construye poder en Brasil
El sociólogo especializado en religiones, Rafael Rodrigues da Costa, explicó que en Brasil hay un problema de intolerancia vinculado al resurgimiento religioso que genera la urbanización y la desigualdad.
El evangelismo en Brasil tiene al menos dos grandes corrientes: los protestantes históricos (luteranos, presbiterianos, metodistas, etc.), los pentecostales (su objeto de estudio) y los neopentecostales, una rama pentecostal que se propuso la construcción de un proyecto de poder.
No son simplemente un centro de culto, advirtió. Localizados en barrios periféricos, fueron los lazos sociales primarios de los migrantes provenientes de zonas rurales hacia áreas metropolitanas, constituyéndose en espacios de asistencia social, apoyo mutuo, acogimiento y reconocimiento tanto objetivo como subjetivo.
Los evangelismos crecieron a la par de las urbes, y de allí, líderes observaron la oportunidad de incrementar su influencia, incluso en la política partidaria. De aquellas iglesias espontáneas pasaron a las actuales, con un proyecto de poder que se organiza en una agenda conservadora y antidemocrática, un elemento diferencial con el pasado.
La segunda mayor red televisiva de Brasil está controlada por una de estas iglesias. Su influencia es enorme y no solo en la Iglesia Universal sino también en el resto de iglesias pentecostales. Es importante mirar cómo el avance conservador no se terminó con la victoria de Lula da Silva, sigue fuerte en el Parlamento, señaló.
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