El discurso completo de José Mujica para los militantes convocados este sábado 6 en el Parque Capurro, para releer y comprometerse por la causa de los más desposeídos.
El sábado 6 de abril, el MPP lanzó su campaña hacia las internas del 30 de junio. Pero José Mujica, como siempre, puso las luces largas para construir un futuro mejor para todos los uruguayos. Este es su discurso con el cual el Espacio 609 comenzó la campaña para respaldar al compañero Yamandú Orsi:
En la cabeza me pasan rostros, una multitud de compañeros que ya no están. Pero están. El precio de la vida de todos estos años. Estoy al borde de los 89 años y milito consecuentemente desde que tenía 14. No concibo la vida sin militar. El premio más grande para nosotros es haber nacido, tener la aventura de vivir. Pero la vida es un bien que se va, que no se renueva. Y la gran pregunta es ¿la vida tiene un sentido?
Algunos encontramos que para vivir la vida tiene que tener una causa. No nacimos solo para pagar cuentas, consumir, gastar, comprar cosas. Nacimos también para gastar tiempo de nuestra vida atrás de intentar construir un mundo un poco mejor porque es una deuda enorme la que recibimos cuando nacemos. De la larga peripecia humana de aquellos que, hace mil años, descubrieron el fuego e inventaron la rueda, y construyeron esto que se llama “civilización”.
Y no podemos conservar la vida, se va. La gran pregunta: ¿intentamos retribuir siquiera en parte lo mucho que recibimos a favor de los que vienen después de nosotros? Militamos por eso porque la militancia nos dio una causa para vivir. Un sueño para vivir, que nos ha sostenido. Somos viejos y ancianos y estamos “por una” para irnos. Pero somos felices porque hemos vivido coherentemente con los sueños apretados de nuestros años juveniles. No traicionamos al muchacho que llevamos dentro.
Entonces, más viejo, con menos fuerza y más experiencias, cumplimos el papel que le corresponde a los ancianos: aconsejar y que los otros hagan el camino. Porque la lucha no termina con una generación, continúa. Porque el mundo no es perfecto y no será perfecto, es siempre mejorable.
Pero, queridos: ningún cordero se salvó balando. El progreso humano surge con gente organizada, con gente que milita, con gente que se compromete. El progreso humano no viene como propina que cae del cielo, es una conquista colectiva de gente organizada que gasta parte de su vida atrás de la intención de mejorar la sociedad en la cual ha nacido.
¿Y cuál es el premio? Está dentro de las ganas de vivir sin darse cuenta de que si bien la vida se nos va es hermosa y uno tiene que gritar: “gracias a la vida por haberme comprometido con un cacho de esperanza”.
Y esto no es un discurso de política. Es de filosofía humana. Una cosa que no está de moda. Pero yo quiero ayudar a pensar y sentir. Tenemos que bajar a lo concreto.
Estamos en una coyuntura histórica. Todos sabemos que este es un país con mucho veterano y veterana. Todos sabemos que la natalidad es bajísima en este país. Que la reposición es pobre. Todos sabemos que el grueso de los gurises y gurisas nace allí donde están los más pobres y, fundamentalmente, todos deberíamos saber que el grueso de los gurises que se hagan hombres y mujeres en el futuro se están creando en el marco de una cruda pobreza. Porque, a los tumbos, el país crece y multiplica su riqueza. Pero distribuye mal.
Y cuando hablamos de pobreza infantil tenemos que recordar que, en primer término, es pobreza femenina de las madres que quedan solas y abandonadas. Que precisamos de un feminismo que se acuerde de las gestantes sumergidas, con tres o cuatro hijos, con hombres que disparan por cobardía y ellas tienen que pelear por la comida y el mantenimiento. La gran pregunta es esta: si el grueso de los orientales del futuro nace y se tienen que criar en la pobreza, por qué la ciencia, no el Pepe ni los luchadores sociales, nos grita hoy que lo que pierde un gurí o gurisa desde el vientre, cuando se está gestando, hasta los 3 primeros años de vida, no los recupera más, aunque después tenga todo. Porque biológicamente hay tiempos que son decisivos.
Cualquier ganadero sabe que una vaca, otro mamífero, si está entecada y flaca difícilmente entore. Y si lo hace, es casualidad y va a generar una desgracia. Los incas ya sabían que había un problema nutricional insustituible y reforzaban la alimentación de las madres. Esta es la vida.
Entonces, queridos y queridas, el problema de la pobreza infantil también tiene el rostro de mujer pobre y esta tiene que ser una preocupación central. Que no se arregla con un plato de comida porque esto significa contribuir a sacar de la pobreza, no dando indefinidamente, sino haciendo emerger, mejorando la calidad laboral de esa madre, para que se puedan valer por sí mismas y le puedan aportar a la sociedad.
No es por lástima, es por conveniencia. Porque si no lo hacemos nos va a costar el doble a las generaciones futuras. Entonces, compañeros y compañeras, se necesita buena orientación política, buena preocupación, buena cabeza. Pero se necesitan medios y esto hay que tenerlo claro.
Le voy a pedir al próximo ejecutivo, sea quien sea, que ponga el 40% como mínimo de lo que le paga el Estado y que obligue a toda la burocracia de confianza, desde el ministro hasta el portero, que pongan algo. No porque se arregle, eso no es suficiente, pero hay que tener autoridad moral para agarrar del cogote a los que tienen que colaborar para sacar ese mundo que está sumergido.
No se puede pedir solidaridad si no empezamos por quienes tienen responsabilidad. Porque he aprendido, a base de vivir, que los seres humanos somos malos y buenos en dos cosas a la vez: somos egoístas porque hemos vivido milenios con antepasados luchando por la vida, pero somos altruistas porque somos animales sociales y no podemos vivir en soledad. Llevamos adentro esta contradicción.
Cuando fui presidente ponía hasta el 80% de mi sueldo y esperaba y esperaba. Pero tengo en la memoria ese viejo, que ya no está (Robin Henderson), y se puso fuerte. Otros, que arman autos por Garzón, regalaron un camión nuevo. Un paisano de Minas medio herrero hizo una caja, los tengo todo en la memoria. Pero yo estaba en la Torre Ejecutiva y se hicieron todos los sota y no quiero que un nuevo gobierno le pase lo mismo. Que aprenda, lo tengo que decir claro y terminante.
Solidario es poner una mano en el bolsillo y darle una mano a los que están más jodidos que nosotros.
Hay que ayudar y empujar, esto significa casa, CAIF de 24 horas al pie del cañón, políticas de promoción para que las familias tengan mejor trabajo. Significa muchas cosas, no solo la comida y la atención. Porque tenemos que estar en guardia con los egoístas que llevamos dentro, porque la gente se acostumbra a vivir de dádivas y generan el oficio del mangueo sistemático y nosotros tenemos que sacar nuevos trabajadores. Una batalla cultural que no se viene a la vida a vivir de garrón, hay que ayudar al que está jodido para promoverlo y a los viejos destruidos que no se pueden mover y a los niños infelices.
Y cumplir con aquel mensaje artiguista: que los más pobres sean los más favorecidos.
Hay muchas deudas sociales. Estas cárceles son una fábrica de desgracias. No puede ser que alguien que salga en libertad no tenga una casa donde refugiarse y queda tirado en la calle. Este va de cajón preso. Tenemos que luchar por recuperarla. Ese es otro problema que no tiene solución del cielo. El Comcar está lleno de gurises que se pudren.
Es fácil plantear problemas, pero, para que tengan solución, se necesita voluntad política, coraje y sabiduría. Pero se necesitan medios, por lo tanto, hay que pelear por una economía que funcione. Con un país que crece al 1 o 2% no vamos a ningún lado, necesitamos varios años de crecer por encima del 4% y eso significa el coraje de invertir e invertir.
Y yo sé qué me van a decir: “hay que ponerle más impuestos a los que tienen plata…”. Ah, pero sos mágico. Mirá que son como la vaca lechera que esconde al ternero cuando vas a ordeñarla. No te podés pasar con impuestos, no hacés lo que querés. Tenemos que hacer crecer la economía para que nos de medios y aumente lo que tenemos para repartir. Sin crecimiento, no hay medios. Por lo tanto, el crecimiento es fundamental.
Y ahí necesitamos políticas. Llevo 10 años peleando por el riego porque soy campesino de alma. Elegí un ministro arrocero y ta, me pelee con todos los míos. Porque el manejo del agua es la historia de la humanidad. La Mesopotamia y Egipto son un ejemplo, el río Amarillo, los acueductos Romanos, la historia de los Incas. Es más viejo que el agujero del mate. Es algo tan importante que no lo puedo resumir. En los tiempos de mi abuelo, una hectárea daba mil kilos y estábamos contentos; hoy da 4 mil kilos, con riego da 12 mil kilos.
En tiempos de cambio climático esto es estratégico. Los grandes se pueden arreglar, hay que preocuparse de la inmensa mayoría que es el mundo de los chicos.
¿Desde el punto de vista industrial? Estoy peleado con medio Uruguay. Porque le vendemos más a San Pablo que a cualquier país europeo y no lo digo yo, el embajador actual, colorado como sangre de todo, me dio un informe incuestionable. Vivimos al lado de un país colosal que está llamado a ser potencia. ¿Y qué pasa? Algunos corajudos descubrieron renglones comerciales que se cuelan. Ha surgido espontáneamente.
Pero Brasil tiene dimensiones continentales: primer país ganadero del mundo, primer exportador de carne del mundo, los chinos y japoneses van a hacer autos eléctricos; tenemos que estudiarlos y hacer economías complementarias. Esto no va en contra de hacer acuerdo con el que fuere. Pero llevamos 22 años discutiendo un acuerdo con Europa que va a llegar el año del golero mientras a Brasil lo tenemos al lado.
Lo que quiero es llamar la atención en bioquímica. Estamos en medio de la última reserva agropecuaria que le queda a la humanidad y la salud humana y animal son importantes. Se consumen millones de vacunas y ahí hay trabajo calificado. No podemos hacer todo, pero tenemos que cambiar. ¿Qué hacemos con la ciencia? Lo ponemos en la cola cuando hacemos el presupuesto y no le damos un carajo. Tenemos que hacer como los holandeses: que una parte de lo que vendiste vaya para la ciencia, ¿por qué?, porque hay que venderles talento.
¿Qué les quiero transmitir? Que el Uruguay puede. Podemos. Hay que tener una visión positiva. Podemos ser mucho mejores, los países que viven mejor en el mundo son todos pequeños: Finlandia, Dinamarca, Suecia. Es más fácil arreglar en un país pequeño que grande. Pero hay que ser inteligente. Modificar el Estado, tener claro el impacto de la civilización digital, acostumbrarlos a que es mejor ser rápido y derechos, y no que te vuelvan loco con los papeleos. Hay muchísimo que hacer, compañeras y compañeros. No podemos hacer milagros, pero peleen porque el Frente llegue al gobierno. Saben por qué? Peleen por ustedes, por gastar una parte del tiempo de nuestra vida en una causa que contribuya a ennoblecer la vida, es lo que podemos dejar a lo que van a venir después de nosotros: una patria mejor de la que nos tocó nacer.
No odien. Cultiven el amor. No insulten. No agredan. Aprendan de los indios pampa y no sabían domar y aprendieron a domar a caricias. No se gana gente a palo: se gana con actitud y ética. Que vale la pena, a la larga, ser bueno, en el noble sentido del término. Aunque algunos apresurados te apunten por gil. Hay que generar laburo y esperanza, y hay que mirar la salida del sol, de la naturaleza, amar la vida por encima de todo y gritar con pasión “gracias a la vida, porque nos ha dado tanto”.
No ofendan, quieran al país. Quieran a los retoños que hemos convocado a la vida. Y sepan que no somos perfectos. Somos, apenas, mejorables. Somos fe y esperanza.
Arriba corazones. Y a militar, y a militar, y a militar. Hasta siempre.
“Mi deber como ciudadano y militante político es renunciar y presentarme ante la justicia para dar todas las explicaciones”.
La historia la construyen los de abajo, con el corazón abierto para luchar contra las injusticias sin pedir nada a cambio. Los que construyen el sueño de una patria para todos.
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Por un país que cuida la seguridad y orienta los recursos del Estado a atender lo que debe atender, no para perseguir intereses políticos, expresó Yamandú Orsi.