¿El sistema tributario es una herramienta para mejorar el ingreso y la desigualdad en el país?

21 de octubre de 2022
En el Club Español se desarrolló la charla bajo la consigna “Desigualdad e ingreso. El sistema tributario en Uruguay”.

Con la participación de la economista Cecilia Parada, el economista Carlos Grau y el contador Gustavo Viñales, se desarrolló en el Club Español la charla bajo la consigna “Desigualdad e ingreso. El sistema tributario en Uruguay”. Vamos camino al 11º Congreso del MPP conversando con la gente sobre los desafíos del país.

Moderado por Pamela Sosa, la charla comenzó con las palabras de Cecilia Parada (economista, docente e investigadora de la Universidad de la República), definió que pobreza y desigualdad van de la mano. Medida por índice de GINI, recién en 2008 se revierte la tendencia ascendente de la desigualdad que se observa desde la dictadura. Fue el conjunto de políticas lo que permitió la desconcentración de la riqueza, aclaró la panelista, y no solamente el crecimiento económico.

En el mercado laboral, desde 2005, se recuperó el salario mínimo y, junto a él, el salario en promedio de los trabajadores. El rol de la negociación colectiva también fue primordial en el proceso. Todos los ingresos en Uruguay crecieron, pero a mayor ritmo los más bajos.

Pero en los últimos dos años, y a pesar de los ingresos económicos que el país recibió, los indicadores de pobreza e ingresos empeoraron, así como empeoró la concentración de la riqueza.

¿Es posible aplicar políticas redistributivas? Para que sean viables es necesario considerar la coyuntura y resistencias sociales. Personas con mayores ingresos suelen acceder a “cajas de resonancia” de mayor volumen y, a su vez, personas beneficiadas por las políticas de ascenso social después se ubican en contra de estas políticas, advirtió, así como las ineficiencias al mercado.

Dime cuál es tu estructura impostiva y te diré tu postura ante la sociedad

Carlos Grau, docente universitario e integrante del Centro de Investigaciones Económicas (Cinve), sintetizó con una frase el problema de la relación entre política y fiscalidad: “dime cuál es tu estructura impositiva y te diré cuál es tu postura frente a la sociedad”.

Por ejemplo, la Organización Mundial de la Salud recomienda a los países que financien sus sistemas con al menos seis puntos porcentuales. En el continente, Uruguay, Estados Unidos, Canadá y Cuba, cumplen con el parámetro.

Otro ejemplo que mencionó, en este caso para corregir al mercado, fueron los impuestos al tabaco. Pero a la hora de hablar de desigualdad, la academia no tiene consensos sobre el impuesto o el tributo pensado como herramienta de política. Se discutió si el mejor instrumento es el gasto o la imposición, pero Grau señaló a la oposición como falaz porque la posibilidad de mejorar por el lado del gasto implica focalizar pero para eso necesito herramientas como el IRPF para mejorar mis datos, consignó.

¿Se pagan muchos impuestos en Uruguay? El IVA explica casi el 45% de la recaudación. Con el IRPF y el IRAE representan casi el 80%. Con la reforma tributaria de 2007, la participación de los impuestos al consumo cayó 15% y aumentó significativamente para los tributos relativos a la renta de las personas. Esto es importante porque las personas que se ubican en el quintil más pobre de la población dedican más ingresos al consumo, justamente, el tipo de impuestos que perdió participación.

Grau desmontó el mito de que la reforma tributaria se hizo para aumentar la recaudación. De 2002 a 2006, la presión tributaria crece 3,3 puntos porcentuales de PBI (unos 2.000 millones de dólares). De 2006 a 2015, la presión tributaria se mantuvo estable. En 2017 se aprobó la consolidación fiscal y la presión se incrementó en 2018, año electoral. En el gobierno de Lacalle Pou, consignó, el primer año aumentó la presión 12% y en el segundo un 2%.

Las tendencias globales impositivas que discute el mundo

Gustavo Viñales, contador y docente universitario y en Cinve, recordó que los impuestos son adoptados por distintos países en tiempos similares más allá de las definiciones políticas de los gobiernos al mando. Hoy, las tendencias globales incorporan “impuestos verdes”, o de promoción de la salud. No se gravan capacidades contributivas, se gravan males. Por ejemplo, los automóviles híbridos que llegan al país son de alta gama que, al final, son promovidos.

Esto también ocurrió con la base imponible empresarial, sobre todo con la deslocalización productiva, se acabó el “made in”. El mundo analiza cómo imponer impuestos globales para que grandes empresas tributen en función de dónde tiene actividad. Hoy vamos hacia la erosión de la base imponible laboral y del IVA.

Con una presión impositiva total del 27% del PBI, los países centrales en promedio tienen una presión del 33% y, en América Latina, es de 22%. ¿Dónde están las diferencias entre sistemas tributarios uruguayo y de los países centrales? Viñales marcó que ellos tienen 8 puntos porcentuales en los impuestos a la renta y otros 2 puntos en las contribuciones a la seguridad social.

Es decir que en todo el mundo las rentas empresariales tienen una magnitud baja y por esto la reacción. Por otra parte, en personas físicas, ese salto implicaría que en Uruguay todo el mundo pague IRPF. Ahí, entonces, hay poca capacidad para crecer.

En cuanto al patrimonio, Uruguay capta 1% de PBI. Uruguay debe corregir su Impuesto al Patrimonio, está perforado y ni siquiera cumple con un rol de control, dijo Viñales, pero se puede crecer poco con este tipo de impuesto, incluso si se replican los debates presentes en el mundo actual.

Hay que pensar en la sustitución del IMESI, porque recauda por combustibles y por compra de vehículos, pero ambos están fuertemente cuestionados por el cambio de la matriz energética, que dejan atrás el uso de combustibles fósiles y promueven el transporte en base a otras energías.

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