Trabajo colectivo, compañía al que lo necesita. Pepe defendió estos valores en un tiempo que capta nuestra emoción para alimentar el consumo.
Una tarde, Pepe pasó por el local central del MPP y lo encontró lleno de gurises. Iban a estudiar para sus exámenes, acompañados por los voluntarios que los apoyaban con sus cursos. Se llenó el local. Y Mujica rememoró a los voluntarios que en su juventud apoyaban a sus vecinos para construir sus casas, o los miles que hoy cosechan en las granjas para destinar los frutos de la tierra a las ollas populares, atendidas por compañeros que no llenan planillas ni se toman vacaciones. Así, como los gurises que hoy apoyan a quienes se quedaron en sus estudios. La solidaridad anónima: nadie se acuerda de ellos, pero está lleno de gente que, en las duras, está.
Con un homenaje a los cientos de militantes de la solidaridad, Pepe comenzó su discurso del domingo 26 en el Parque Artigas de Las Piedras, dedicado a quienes estamos todos los días con las banderas que nos legó. La solidaridad y sus expresiones fue el primero de los puntos que enumeró para tener memoria de dónde venimos y hacia dónde vamos.
Esto no fue un “acto electoral”. Fue un acto para pensar en voz alta con los compañeros. Porque el legado es que las nuevas generaciones tomen esas banderas por las cuales peleó. Nada llegó del cielo sino con la lucha de tantos anónimos que lucharon y soñaron. Qué sería de la vida sin sueños, expresó Pepe.
Por eso, por los sueños, Pepe invitó a todos a pensar en los tiempos que se vienen. “Para que no se dejen tropear al grito, para que tengan frialdad en la cabeza y caliente el corazón por la vida de los demás”, como dijo.
El verdadero milagro es la aventura de haber nacido. La vida cotidiana no nos permite pensarlo, pero en eso somos iguales a todos los animales. Pero con una diferencia, los “sapiens” tenemos consciencia. Entonces, ¿qué sentido tiene la vida? ¿Tiene algún sentido? ¿Vamos hacia algún lado o solo es un fenómeno biológico? Estas preguntas construyeron los monumentos y las tumbas y los disparates más inconmensurables. ¿Por qué? El 70% de la humanidad cree en algo. Hay que tener un gigantesco respeto porque si hay algo constante es que los sapiens se juntaban creyendo en algo que no podían demostrar. Somos animales utópicos y necesitamos creen en algo y lo simbolizamos.
Y por otro lado, contradicciones de la vida, no nos tomamos el tiempo para pensarlo. “Yo he pasado muchos años en soledad absoluta y tengo el vicio de la misantropía, el que llevamos adentro. Rumiar con el que llevamos adentro, con el que no queremos juzgarnos y es el que nos ayuda a corregir nuestras vanidades. No podemos ser perfectos pero nos mejora porque nos juzga sin piedad”.
Somos seres gregarios y, como tales, nos necesitamos unos de otros. Y, por otro lado, tenemos el sentido de la supervivencia, somos individuos y, en ocasiones, egoístas. Estas cosas que están en nuestro “disco duro”, como metaforizó Pepe, sintetiza en un ser humano con una creatividad formidable y una curiosidad tremenda. Inventamos necesidades. Y en esta etapa nos lleva a tener que generar medios para pagarlas y adquirirlas, porque esas nuevas necesidades se transforman en fuertes llamados a nuestras emociones. No son las cosas que se piensan, son las que se sienten. Nos bombardean los sentires para comprar más y generamos una cultura para eso, para trabajar y pagar.
¿Y con qué pagamos? Con plata. ¿Y cómo la conseguimos? Con nuestro trabajo. Eso significa gastar tiempo de nuestra vida que no se repone, se va para tener esa plata. Entonces, ¿compramos con plata o con tiempo de nuestra vida?
Nos quedamos sin tiempo para gastarlo en el cariño. Porque los seres humanos somos afectivos. Nuestros hijos precisan cariño, no solo juguetes. Voy a sintetizar: hay una lucha en la cabeza, no se puede vivir para trabajar, hay que trabajar para vivir que no es lo mismo.
Es necesario aprender a administrarse. No dejarse manejar por una campaña publicitaria. Porque en el Comcar está lleno de gurises apurados. Eso no es felicidad, es perder lo mejor que tenemos. Pero estas cosas, solos, es difícil de comprenderlas. Tienen que juntarse y discutir esas cosas, defenderse entre sí. Y cuando alguno está por meter la pata hay que llamarlo al orden y ayudarlo, los de la barra de él, porque somos gregarios y nos necesitamos. “Si pegás un cañazo y te va bien, en realidad es un desastre porque vas a seguir y te vas a mancar en algún momento y te la vas a comer. No vale la pena, mejor andar pelado pero ayudarse, porque solos estamos perdidos”, dijo Pepe y lo mismo pasa con la droga. Defendernos entre nosotros porque si no nos movemos los del pueblo, entonces quién.
“Les vengo a pedir a mi pueblo, solidaridad. Que no mire para otro lado, que en la calle sabe quién se da la biaba. No lo dejen solo, hablen. No esperen que vengan los milicos a corregirlo ni que los agarren los jueces. Tiéndanle una mano para que no se hundan en el pantano de la vida”, dijo Pepe Mujica.
“Mi deber como ciudadano y militante político es renunciar y presentarme ante la justicia para dar todas las explicaciones”.
La historia la construyen los de abajo, con el corazón abierto para luchar contra las injusticias sin pedir nada a cambio. Los que construyen el sueño de una patria para todos.
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