Lucía Topolansky y José Mujica dialogaron sobre política, unidad y diferencias. Un mínimo de acuerdos nacionales para defender los intereses de los nuestros en este planeta tan volátil.
Los compañeros del comité de base García Lorca invitaron a Pepe Mujica y Lucía Topolansky a conversar. Aprender a convivir e intercambiar, a dialogar entre personas que piensan distinto, ayuda a cultivar la tolerancia. Para Pepe, esto es imprescindible en sociedades cada vez más conflictivas y complejas.
Esta cultura de los conflictos ha generado demasiado «barro» en los tiempos contemporáneos. Para tratar de atemperar, Pepe acompaña las reuniones y presentaciones junto a los exmandatarios uruguayos, un intento de demostrar que la convivencia política es posible.
Fue Pepe quien facilitó una mejor llegada de las actuales autoridades al gobierno brasileño, por ejemplo. Son esfuerzos por poner los intereses del país adelante.
Hace pocos días, el secretario general de la ONU habló del mundo caótico en el que vivimos, con un Consejo de Seguridad de poca utilidad para solucionar los graves conflictos, con un sistema financiero que solo favorece a los países ricos, que se necesita un nuevo pacto global y para eso convocó a una reunión de líderes en setiembre.
«Lo importante es lo que señala porque ese es el mundo en el que vivimos, entonces nosotros, que somos un barrio de San Pablo, podemos tener diferencias grandes pero…, pará un poco…, tenemos que mantener un cuadro propio porque sino somos boleta en este mundo». «Las diferencias no nos deben apartar de una línea para mantener algunos ejes de relación que hagan sobrevivir al país en el medio de ese caos, porque al mundo no lo vamos a arreglar nosotros», sintetizó Pepe.
Por ejemplo, que se viene un acuerdo con Estados Unidos. «Pará un poquito, hablamos cuando estén los números; ta bien, macanudo, pero tratemos de pelear el cuadrito nuestro porque tenemos un atraso cambiario que es el más grande del siglo y bajarlo implica que los tamberos reciban dos centavos más por litro y así sucesivamente», ejemplificó Mujica.
Eso lo podemos arreglar nosotros, el mundo no. Esos son los problemas que tenemos que discutir, propuso Pepe.
“Mi deber como ciudadano y militante político es renunciar y presentarme ante la justicia para dar todas las explicaciones”.
La historia la construyen los de abajo, con el corazón abierto para luchar contra las injusticias sin pedir nada a cambio. Los que construyen el sueño de una patria para todos.
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Por un país que cuida la seguridad y orienta los recursos del Estado a atender lo que debe atender, no para perseguir intereses políticos, expresó Yamandú Orsi.