Pepe Mujica: la ciencia al servicio del trabajo debe ser un debate que oriente a la nación

17 de octubre de 2022

Crisis alimentaria, escasez, cambio climático, pobreza y desigualdad, y el rol de la innovación y la ciencia para mejorar la situación local, regional y global. Estos temas fueron abordados por el “Canelones TED Alimenta”, con Yamandú Orsi, José Mujica y un panel de prestigiosos científicos y empresarios.

El Canelones TED Alimenta se desarrolló este domingo 16 de octubre en el centenario Teatro Politeama. El intendente local, el compañero Yamandú Orsi, presentó el evento que contó con las reflexiones del representante regional de la FAO, Mario Lubetkin, el empresario argentino, Gustavo Grobocopatel, el investigador  y el expresidente, nuestro compañero Pepe Mujica.

Pepe subrayó que no estamos en una época de cambios sino en un verdadero cambio de época, con el conocimiento en un rol tan destacado en la historia humana como el capital. Esto  implica un desafío como nación, porque corremos el riesgo de caer en el montón de “los irrelevantes”, aquellos que ni siquiera sirven para ser explotados.

O, en cambio, pasamos a invertir en la cabeza de los niños, educación para que estén a la altura del tiempo que se viene. Es por esto que la investigación científica al servicio del trabajo humano debe ser un nervio político, orientador de una nación. Allí están esperando los secretos de la naturaleza “para reírse de nosotros”. Por ejemplo la fotosíntesis, la función más importante sobre la tierra, que aún es un secreto a los ojos humanos.

Mujica quiso trasladar la responsabilidad política clave de nuestro tiempo: poner recursos para la investigación biológica como elemento de desarrollo del Uruguay, mirar al interior, cambiar las rutinas fiscales y atreverse a cometer ese pecado para los economistas de poner impuestos para mantener la investigación biológica.

En plena época de cambio climático, en Uruguay apenas se discute el efecto del calor en los animales cuando somos un mundo que va derecho a cocinarnos sobre una sartén. Debemos discutir el potrero asegurado con sombra y agua, o reservar 3% de la tierra productiva para el riego de sorgo dulce cuando lo necesitemos. En un país pecuario, que hizo su historia unida a la suerte del ganado, estos son temas que hay que discutirlos a nivel nacional.

“Y un clamor a los muchachos: estudien”, insistió Pepe. “Metan el alma en ese poema de la vida porque esos serán los trabajos del futuro. Nosotros, como pequeña nación en el medio de la última reserva verde del mundo que se llama Mercosur, tenemos que ser funcionales a los intereses de la región y también de la humanidad”. E insistió en que este país se desarrolla si somos capaces de ir al interior profundo para generar más valor en menos tiempo.

Es que el agricultor del futuro tiene poco que ver con aquel que conocimos. Tiene desesperación por el conocimiento y la investigación, no tienen nada de rutina, pero las actividades de la tierra, si bien tiene grandes generalidades, necesitan de la relación in situ, en cada lugar, y eso lo tiene que hacer el esfuerzo avezado de los que trabajan.

Un proyecto local con mirada Sur-Sur para impulsar la ciencia y la producción en Australia

Los australianos en Victoria, el estado más agroalimentario de ese país, promueven el proyecto “Globally Connected”, con el uruguayo Germán Spangenberg en un rol destacado. El compatriota colabora con el Polo Tecnológico de Pando, invitado por Yamandú Orsi. En la jornada, explicó por qué la ciencia y la tecnología están en el centro de la agricultura. Más en nuestros días, con contribuciones a la seguridad alimentaria, pero también en medicamentos y demandas de la industria.

El telón de fondo es el incremento previsto de la demanda de alimentos que, en 2050, estará entre el 35% y el 50% más que hoy. Australia debe duplicar su presupuesto para alcanzar ambiciosos objetivos comerciales, con cuidado ambiental, impacto que los australianos conocen en las últimas tres décadas por las grandes olas de calor.

El científico mencionó cinco innovaciones en agrobiociencia que se desarrolló en el estado donde vive: mejoramiento genético, adaptación al cambio climático, reducción de emisiones, reducción de insumos y sus costos, y agrobioindustria y salud. Y propuso el uso de genómica, big data y modelos científicos en Uruguay.

Relanzar el Mercosur, la zona más verde del mundo

Grobocopatel comenzó su charla desde la historia, con el rol de la alimentación como un factor central para modificar los hábitos humanos de nómades a las civilizaciones clásicas. Recordó que Thomas Malthus dijo en 1798 que se aproximaba el día en el cual la comida sería escasa; pero no pasó, tal como expresan los datos demográficos y productivos. Y se observan épocas de grandes hambrunas que mataron multitudes. Pero desde 1970 a hoy ocurrió una “revolución verde”.

Es que la convergencia de la biociencia, la informática, la robótica, impulsaron la productividad a niveles nunca conocidos. Y el presente muestra desarrollos innovadores. Hay robots que plantan semillas con inyectores, lo que corresponderá al fin de los tractores y la maquinaria como la conocemos. Utilizarán semillas “prontas para usar”, recubiertas por moléculas químicas, organismos microbiológicos y productos que le facilitarán su desarrollo, lo cual reduciría la necesidad de fertilizantes que agreden al ambiente.

Estamos a las puertas de la agricultura de escala, eficiente y sustentable, con baja huella de carbono, sin mecanización. Apalancada por la digitalización y los algoritmos, permitirá la innovación en nuevos productos: carne artificial, legumbres como fuentes de proteínas, o las algas como alimento pero también como energía.

Pero el desafío fundamental de nuestro tiempo es parar el calentamiento global, dijo el empresario, detener la deforestación, la contaminación del agua, la degradación de los suelos y la pérdida de biodiversidad, los desperdicios de alimentos.

Para Grobocopatel, hay que relanzar al Mercosur porque es una región de paz, abierta al mundo, con recursos para ofrecer y recibir, con tradición agrícola. Casi el 60% de la producción mundial de soja es de esta región, así como el 38% del maíz, el 25% de la producción aviar y el 32% de la vacuna. Es la zona más verde del mundo, la plataforma fotosintética más importante del globo. “Uruguay está ubicado en el lugar adecuado y en el momento propicio para liderar este cambio, los liderazgos no son una bendición sino una responsabilidad”, finalizó.

América Latina produce comida para el doble de su población pero la inseguridad alimentaria persiste

Lubetkin apuntó a la gran producción alimentaria de América Latina capaz de alimentar al doble de la población del continente, más de 56 millones de americanos pasan hambre y cerca de 268 millones padecen inseguridad alimentaria moderada o grave. En niños, el 7,5% son obesos, igual que el 24% de los adultos, con sus consecuencias para la salud y también la economía.

Más de 828 millones de personas pasan hambre, 3.100 millones no pueden acceder a una dieta saludable y, a su vez, 800 millones de personas están obesas. Desde su punto de vista, hay que transformar los sistemas agroalimentarios para que aumenten la productividad, sea carbono-neutro, fomentar el potencial económico de las zonas de pobreza arraigada, así como la diversificación, el valor agregado y la igualdad, en especial hacia las mujeres.

También habló sobre redirigir el gasto estatal hacia la investigación y la innovación, así como lo planteó el papa Francisco, y plantearle la guerra a la comida chatarra, promover los mercados de productos locales. “En síntesis, intendente, creo que debemos transformar los sistemas agroalimentarios a partir de una mayor eficiencia y resiliencia para mejorar la realidad social, económica, nutricional y ambiental”, sintetizó.

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