El progreso de Uruguay en estos 15 años no fue un regalo: fue un logro de la gente que la peleó, militó y confió en el Frente Amplio. Y por eso hay que tener memoria, no hay que callarse y hay que seguir peleando como siempre, pero más que nunca.
En tiempos de pura mentira, noticias falsas y hasta falsas noticias falsas, hay que razonar con claridad y sin dejar que la tecnología le gane al corazón, seguir militando con alegría y con sueños que sigan al frente. Por eso, te invitamos a repasar punto por punto el tremendo discurso de Pepe Mujica en Salinas, en el Agite 609.
«(…) El progreso no cae del cielo, no lo regalan los dioses. Las lentas mejoras que acumula una sociedad son la consecuencia de mucha gente que, soñando y queriendo mucho más, apenas logró algo. Subir un escalón, sumar un escalón para las generaciones que vienen. De seguro que algunos pibes que están acá no tienen ni idea. Hubo pibes que hoy son casi octogenarios, hicieron manifestaciones y tuvieron muertos peleando por el boleto estudiantil, para que los pobres tuvieran facilidad, un poco de facilidad para tomar un ómnibus e ir al liceo. Así son todas las conquistas sociales. Así son todos los gestos del progreso y, naturalmente, como la vida pasa y transcurre. No necesariamente lo relacionamos con que hubo gente que luchó. Y eso es una conquista.
En estos años, y apenas voy a contar de la dictadura para acá, los 20 años en que los partidos tradicionales gobernaron el país después de la dictadura (el Dr. Sanguinetti, el Dr. Lacalle, etcétera), la riqueza global —eso que se llama el Producto Bruto— en este país, en esos 20 años creció alrededor del 51 %. Pero en esos 20 años, el promedio de los salarios y jubilaciones en términos de valor real y poder de compra bajó el 8 %. Por otro lado, en estos 14 años que ha gobernado el Frente, el Producto Bruto subió el 67 %, pero el poder de compra del salario y las jubilaciones subió el 52 %. Y esta es la diferencia».
«Una economía puede avanzar o no. Y eso a veces no lo arregla ni Mandrake, porque somos tomadores de precios, dependemos de lo que pasa en el mundo, influyen muchas cosas, influye eso que se llama el ciclo económico. Pero el cómo se reparte lo que se tiene es la gran diferencia que existe en las decisiones políticas, es esto lo que está en disputa.
Hay en estos años 450 000 nuevos aportantes al BPS. ¿Creció tanto la población uruguaya? No, no, no creció tanto… se apretó y se formalizó mucho trabajo que no pagaba y que estaba en negro. Y eso, al final, va a tener importancia cuando los años le caigan encima, porque uno cuando es gurí, hay cosas que no les da importancia, solo le da importancia cuando viene el golpe y el peso de los años».
«El no aportar a la seguridad social es una trampa contra la vejez, contra la estabilidad, contra eso que se nos va a venir. Y el Frente ha hecho una obra formidable: Uruguay es por lejos el país de América Latina que tiene mejor sistema de seguridad social, cómo andarán los otros… porque también tenemos que reconocer nuestras deficiencias, cómo andarán los otros… He estado mucho por Colombia, por otros asuntos. 20 y pico de millones de obreros no van a tener jubilaciones porque nunca les registraron los aportes en un país que tiene 45 millones de habitantes. Esta es la situación de nuestra América Latina. La situación de Paraguay…
Digo estas cosas porque a veces lo que nos entra en materia de seguridad social lo olvidamos. Ahí está Chile, que lo quieren poner como un ejemplo. Ahí está Chile, el día que los estudiantes universitarios chilenos tengan los beneficios que tienen los estudiantes uruguayos, que terminan una carrera y se pasan 20 años pagando las cuentas que tienen… El día que los mapuches, y el día que los más pobres tengan el reconocimiento que tienen los derechos sociales de Uruguay, podremos hablar de eso».
«¿Y esto cómo se expresa? Ahí están los Consejos de Salarios, que no los inventó el Frente, los inventó el Partido Colorado en la década del 40, el segundo batllismo. Hay que ser objetivo y hay que reconocerlo. Pero mil veces, una cosa es el progreso manuscrito, lo que dicen las leyes. Y otra cosa es lo que se cumple.
Mil veces los gobiernos tiraron al «óbol» [outball] los Consejos de Salarios. Y es un instrumento donde el trabajador se gana el derecho de discutir el precio de las manos. Y esto es importante, porque el primer elemento que reparte en una sociedad, nunca se olviden: es el salario. No es el único, pero es fundamental. Quiere decir que si no hay garantías en esa discusión, si no hay voluntad política, se explican muchas otras cosas y esto está en juego en este proceso eleccionario».
«Nadie lo va a decir de frente, usan un lenguaje edulcorado, “hay que flexibilizar”, dicen… Sí, sí, “hay que flexibilizar” [ironiza]… Entonces, eso está en disputa, y es bueno hablarlo con la gente, porque hoy se venden las candidaturas como quien vende un antisudoral. La misma tecnología de machaque, eso que les hacen a las doñas, que les habla la televisión y está la cremita que les va a sacar las arrugas y dale y dale y dale y dale… Y uno dice: “no, no le dan pelota”, ¡qué no! A la larga le dan pelota, porque si no, no gastarían con ese machaque el platal que gastan.
Es toda una tecnología de convencer, lo propio pasa con las decisiones políticas, empiezan a decir: “¡pah, qué horrible! ¡Pah, qué cosa espantosa!”… ¿Cosa espantosa de qué? ¿Cuál es la cosa espantosa? Sí, sí, ¿qué tenemos problemas? Macanudo, pero me he criado con los problemas. Mirá un poquito para el costado, mirá lo que pasa en Brasil, mirá lo que pasa en la Argentina, semejantes países… Mirá lo que pasa en Paraguay… No, no…
Porque parecería que el Frente se compró a los organismos internacionales, parece que las consultoras, esas que te ponen la nota, parece que están todas acomodadas con el Frente… Siempre nos dieron en la nuca, y siempre son mensajes gringos…
De todas maneras, los tipos informan de la estabilidad y de la seguridad que tiene el Uruguay, parece que hubiéramos hecho el trabajo ideológico de convencerlos, eso que le llaman “el investment”, el grado inversor, etcétera, etcétera, está bien reconocido en el Uruguay. Qué cosa curiosa, porque no son frentistas, no son uruguayos, más bien tiran para el otro cuadro de enfrente, etcétera… Pero siempre informan a favor de la estabilidad del gobierno, y los que están acá, ¡ah, qué desastre! ¡Todo es espantoso!»
«Yo sé que estamos al fin de un ciclo económico, que durante los gobiernos del Frente, recuerden, aumentaron más de 300 000 los puestos de trabajo, pero en los últimos 3 años hemos perdido 45 000 puestos de trabajo… Sí, tenemos problemas de trabajo. ¡Pero hay medidas tomadas! Por eso peleamos, por eso tuvimos que aflojar, por eso tuvimos que transar con los gringos, por eso vamos a hacer UPM, porque esa es una inversión que sacude a la economía del país, y por eso hemos hecho acuerdos, porque pensamos en que la gente necesita trabajo.
Quiere decir que no hay ningún panorama desastroso, porque 5000 millones de dólares de inversión en Uruguay, naturalmente, van a generar trabajo y van a impactar. ¿Que vamos a tocar el cielo con las manos? No, no vamos a tocar el cielo con las manos, pero vamos a superar esta coyuntura negativa que tenemos, relativamente negativa en el trabajo, ¡porque nada es más importante que el trabajo! Y ahora estamos en campaña electoral, y le prometen a la gente: “¡hay que bajar los costos del Estado!”. “El Estado es muy caro”, dicen…
Pero inmediatamente, tras cartón: “¡vamos a hacer 200 liceos!”… ¿Ah, sí? ¿Y con qué lo hacés? ¿De dónde sacás? ¿No dijiste que ibas a achicar? Ah, vas a achicar y… Y el otro dice, pega el grito: “¡hay que poner una policía fiscal!” ¿Y con qué pagás eso? ¿Sacaste la cuenta cuánto sale? ¿Entonces por un lado me decís que querés achicar los gastos del Estado, y por otro lado lo vas a multiplicar? Puros versos».
«Yo sé que hay demanda de sobra. Yo sé que tenemos que gastar mucho más, en un montón de cosas en las que estamos rezagados. En primer término, en la vivienda de los más pobres, ¡sobre todo de esas mujeres que quedan con 3 o 4 hijos porque los hombres son escapistas y se rajan! Sí, y no podemos esperar que las hagan ellas, y tenemos que darles una mano, para eso inventamos un plan, el Plan Juntos.
Pero no nos da la nafta, hay que meterle… Sí, yo sé que hay que hacerles… Pero para que todo eso sea posible, hay que generar trabajo, y para generar trabajo hay que generar inversión, y no tiene vuelta porque Mandrake no existe… Puede ser que Cristo haya inventado los panes y los peces, santificando al mar, pero de Cristo para acá, todo sale del laburo, por lo tanto, nada es más importante que hacer inversión, que generar laburo… Si hay laburo, hay recursos, y podemos multiplicar, no se olviden de esto.
Cuando les hablan del achique: miren pa’ enfrente, miren para la Argentina, que ahí empezaron con que iban a sujetar la inflación, que era un boleto, que iban a terminar con los subsidios para tener una economía real, que ello iba a generar condiciones, que se multiplicaría la inversión y con ello aumentaría el trabajo… y ahí están… Un país gigantesco, de los más ricos de América Latina, en un verdadero grado de drama, de postración. ¡Es esto lo que tenemos que evitar!»
«Porque el cuento ultra-neo-liberal de que hay que dejar que el mercado fluya, el mercado con que cada ser humano pelea por la suya, que hay que darle el máximo de libertad porque así va a crear el máximo de riqueza, y a la vez del máximo de riqueza va a desbordar y los que están abajo van a… ¡Ah, qué romántico ese mundo! ¡Pero yo nunca vi que la olla desbordara y cayera para abajo! A la olla le sigue creciendo, ¿por qué? Porque la ambición humana funciona así. Si tengo un negocio, trato de ganar lo más que puedo. Y es legítimo que se razone así, todos razonamos así. Y si no hay un Estado que me apriete un poquito para que reparta, no reparto un carajo, porque estoy pensando en la mía.
Entonces, hay que respetar que la gente tenga el interés de invertir y de jugársela, pero también hay que apretarla para que reparta, porque si no, las contradicciones de la sociedad se terminan haciendo insoportables. Una sociedad y una economía pueden crecer mucho, pero no su pueblo vivir mejor. Y el sentido que tiene la economía es sencillamente que sea lo más equitativo que se pueda.
Yo sé, porque hay otra filosofía: que los perdedores se hagan cargo de ser perdedores, que siempre ha habido ricos y pobres, y que al que le tocó jugar en la pobreza que se la banque, y que al que le tocó la riqueza no tiene por qué repartir lo que la suerte o sus esfuerzos le dio. Y ese pensamiento egoísta, que puede dar frutos a alguna gente, esconde la pobreza de la sociedad. Es cierto que el que hace mérito y se rompe el alma debe de llevar un premio, pero no somos perros roñosos desesperados solo por un hueso, tenemos que acordarnos un poco de los que quedan al costado de la vida, a los viejos, a los niños desamparados, a la gente debilitada, a siempre lo que hay, ¿por qué? Porque es un sentido elemental de solidaridad humana, ¡si no, no sé para qué vivimos!»
«Entonces, acá hay un problema de filosofía de la vida. No le podemos pedir a la gente que se desangre, no le podemos pedir a la gente que sean todos poetas, que vivan como el clavel del aire, pero tiene que haber un margen en el cual tenemos que ejercer la solidaridad. Y ese es un papel que tienen que cumplir los Estados de obligarnos.
¿Por qué? Porque los seres humanos somos gregarios, vivimos en sociedad, no podemos vivir en soledad, no nos damos cuenta de la importancia que tiene la existencia de la sociedad. Si tuviéramos que ser felinos, probablemente lo único que tendríamos sería un cuero para taparnos; cuando mi corazón no anda, lo que preciso es un cardiólogo —y me lo da la sociedad—, cuando el cachilo no funciona, lo que preciso es un mecánico —y me lo trae la sociedad—, cuando el techo está arruinado y se llueve, preciso un albañil que me arregle las chapas y me acomode. No podría vivir en soledad, dependemos de los demás, tenemos que darnos cuenta que el progreso social está escalonado en el esfuerzo y en la lucha por la vida que tienen los demás».
«Entonces no estamos en el mundo para ser egoístas cerrados, de pensar solo en la nuestra. Hay un margen de esfuerzo que hay que volcarlo también para la suerte de los demás. Y esta es la enorme diferencia que existe. Sinceramente, luchamos por mitigar las desigualdades, luchamos porque con el sueño de que los gurises del futuro tengan la oportunidad de largar en la misma línea, después la vida dará las diferencias que hay. Pero todos sabemos que en nuestras sociedades no hay una igualdad en el derecho de largada, que no es la misma la situación de un gurí que se cría en una tapera, desvencijada, que tiene que bostear en un tarro para tirar para afuera, que no tiene agua corriente, que no tiene idea, a un gurí que se cría en un hogar bien formado, con los problemas materiales resueltos, que tiene facilidades para vivir.
Es, naturalmente, en el derecho a arrancar en la vida se establecen diferencias. Y hoy sabemos cosas que no sabíamos y que nos cuestan discusiones: la ciencia contemporánea nos está diciendo a gritos que lo que pierde un gurí desde la panza en los tres primeros años de vida, no lo recupera nunca más, cualesquiera sean las oportunidades que tenga, porque ahí está construyendo su sistema nervioso. Lo cual quiere decir que atender a una madre pobre parturienta, no es regalar la plata, es una inversión de prevención de futuro. ¡No lo sabíamos! Pero esto es incuestionable, las políticas sociales no son un regalo de los dioses, son una conveniencia de la sociedad, tratando de mitigar las diferencias que tenemos».
«Yo le pido al pueblo frentista dos cosas fundamentales: que no se callen la boca; siempre tenemos todos los medios poderosos, que son las empresas, en general en contra, en general siempre van a poner lo peor, siempre van a poner… ninguna noticia es buena, todo es negro, todo es terrible, todo ¡se cayó! ¡Se derrumbó!
Segundo: el Frente es una construcción histórica que costó muchos años, la cosa fundamental ha sido la unidad, es decir mantener una diversidad de pensamiento y una libertad, pero en el fondo constituye un equipo y un conjunto para los grandes desafíos que tiene la vida.
Los partidos tradicionales del Uruguay están ligados a su historia, por ser viejos han vivido todos los niveles, pero desgraciadamente las corrientes progresistas, que muchas veces tuvieron, han sido derrotadas en el seno de esos partidos. El wilsonismo dentro del Partido Nacional es una liturgia, es un recuerdo. El mensaje progresista de Wilson Ferreira quedó por el camino. En el Partido Colorado ha triunfado el batllismo de Jorge, el mercado como gran religión, no el batllismo de don Pepe, que antes estaba en sus raíces, aquel que decía “el Estado debe ser el escudo de los pobres”. ¡No! Ese batllismo quedó por el camino.
Esos valores están incorporados y luchamos por ellos en el Frente. No somos perfectos, no podemos ser los perfectos porque somos una construcción humana. Quedamos un puñado de viejos que hemos puesto, en el acierto y en el error, toda nuestra vida al servicio de lo que pensamos. Y vamos a dar esta batalla y vamos a dar la otra, no por una cuestión de poder, sino por una cuestión de esperanza. Por la esperanza de decirle a nuestro pueblo: “las organizaciones políticas hay que cuidarlas porque son las herramientas para el trabajo de una sociedad”».
Cuando te digan: “no me interesa la política”, es la mejor forma de dejar la cancha abierta para que te trille. Si tenés que defender tu derecho, tu esperanza, tu derecho a vivir, el derecho a educar a tu hijo, el derecho a la libertad, necesitás una herramienta política que te defienda. ¡El hombre es un animal político, como decía Aristóteles, porque es un animal social! Precisa sociedad… Ahora bien, si la política está hecha por construcciones humanas, naturalmente, en el seno de la política tienen todas las deficiencias humanas. ¡Si lo sabré! Cada vez que tenés que hacer listas se te arma un lío bárbaro, todos quieren ser crack, todos quieren ser esto y lo otro, y no hay para todos, y se arma bronca, y esto y lo otro…
¡Sí! Porque pasa lo mismo cuando armás un cuadro de fútbol, pasa lo mismo en todas partes, aparece la condición humana y el sentido de competencia, la vanidad humana, todo eso… Pero a pesar de todos los pesares, siempre hay gente que ha puesto todo el norte de su vida en la pasión política. La política no es una profesión, no se vive de la política, se vive para la política, la política es un sentimiento de relación con la gente, es la expresión de nuestro amor a la sociedad, y es, tal vez inconscientemente, ¡un grito de amor a la vida porque sabemos que la vida se nos va! Y a lo único que aspiramos es que quede algo mejor que aquello que teníamos cuando nosotros llegamos al camino de la vida.
Por todo esto, compañeros, ahora, que estamos en una época que se está complicando, que están pasando fenómenos de los cuales ni siquiera somos conscientes… Hay una especie de nuevo colonialismo, en el que ya no es un Estado el que te invade y te pone la bandera o te pone el himno y esto y lo otro… no, no, no, no… son las empresas multinacionales que compran los pimpollos, que vienen y te caen y compran lo que tiene más posibilidad en tu sociedad, se quedan con ello y lo ponen a trabajar, los clavos bancalos vos como puedas y arreglate como puedas…
Entonces, vienen al Uruguay y ¿qué hacen? Compran los frigoríficos, porque el negocio es ser exportador de carne, no se ponen a criar terneros. ¡Ah, no, esos que los críe otro, es un laburo bárbaro! No, no, los compro hechos. Ta, los faeno, etcétera, etcétera… O vienen y te organizan un pasamanos, ahí vino Uber, por ejemplo, ¿no? ¿Qué nos trajo Uber? ¿Nos trajo autos nuevos, nuevos puestos de choferes? No, organizó a los que tienen un auto que precisan un mango acá, les cobran, los hacen trabajar para él, no pusieron un mango, y vamos fenómeno.
Y les dio en la nuca a los taximetristas… ¡bárbaro! ¡Uber! ¡O viene McDonald! Nos pone unos boliches, nos enseña a comer hamburguesas… Nunca se olviden de este consejo: el que inventó la máquina de picar carne era un jodedor, una vez que estás molido, ¡marchaste al espiedo! ¡Marchaste al espiedo! Bueno… Pero tá, nos convencieron con eso, ¿no? Y van los muchachos a trabajar y tá, y les dan el premio, les ponen: “vos fuiste el mejor del mes”, les ponen una foto y todo ahí… ¡Contentos! Les chupan la sangre y… ¡Papá! No, no… Hay psicólogos, hay gente que trabaja en esto…
Hace 50 años leía los libros de Vance Packard, Las formas ocultas de la propaganda, y en aquella época decía Vance Packard: “La Ford y la General Motors tienen asesores en Psicología, y les hacen recomendaciones de cuál tiene que ser el color del tapizado del interior del auto, porque han descubierto que hay determinados colores que subliminalmente engatusan a la mujer”… “Como las parejas nuevas que se constituyen y vienen a ver el auto, y la doña, sin darse cuenta se lo trabaja al tipo: ¡viejo, comprá éste!”, no se puede creer…
¡Esto tiene 50 años! Nos trabajan las emociones, internamente, hay ciencia metida en esto y convencimiento… Por eso precisamos organizaciones sociales, con todos los defectos que pueden tener, sindicatos, precisamos juntarnos, precisamos tener partidos, porque son los abogados naturales de los derechos del pueblo. ¡Qué puede hacer un ciudadano aislado, solo, frente a esta nube de cosas que se mueven en el mundo, imponiéndonos nuestro dominio!
«Por todo esto, aunque ya tengo 85 años, voy a volver al Parlamento. Voy a volver para trabajar en la cabeza de los muchachos que me acompañan. Porque he descubierto, por este fenómeno transnacional, he descubierto dos cosas importantísimas que no están en superficie: que las multinacionales se quedan con lo mejor; hay una fábrica gigantesca, la única aceitera que le queda al Uruguay, Cousa, vinieron a comprarla, vinieron a comprarla…
Resistió todo lo que puede ser, pero la vinieron a comprar el Grupo Bemberg para cerrarla, y todavía vivía el viejo Gard, que murió hace poco, un viejo que pasó la vida para construir ese imperio, un burgués como la gente, de esos que se matan, que laburan, que pueda tener los defectos, que será machete, todo lo que vos quieras, pero que creó y creó y creó, y cuando le dijo que era para cerrar dijo: “ah, no les vendo, para cerrar no, porque acá hay gente que hace 30, que hace 40 años que trabaja, no la vendo”. Se salvó de casualidad, pero yo conocí el Bao en La Teja, con cientos de obreros, no queda ni una fábrica de jabón en el país… Te compran para cerrar, porque les es más negocio importar de sus propias filiales».
Por todo esto, compañeros, voy a ir a pelear, para tomar una lección del viejo Batlle, de don Pepe: hay que meter el Estado, que se ponga de fundador de nuevas actividades, que convoque al capital privado a que participe y que dirija. Y el Estado tenga parte. ¿Por qué? Porque el Estado le da sensación de seguridad. En el Uruguay hay gente que tiene capacidad de ahorro, pero no invierte. La están sacando del país, hay más de 20 000 millones de dólares afuera del país porque no los tiene para colocar. ¿Y cómo los van a tener para colocar si están acorralados, que todo lo bueno se lo llevan las multinacionales? Y nadie invierte para perder. Ojo: no. Los inversores no son carmelitas descalzas, no. Son una necesidad que tenemos para generar trabajo.
Pero el Estado del futuro precisa muchos recursos, cada vez precisa más recursos para atender las necesidades sociales. Y me parece lógico que tenga que ser rentable y que tenga parte en inversiones industriales y que de ahí rescate, pero ese no es un invento uruguayo, es lo que está haciendo China, es lo que se está haciendo en Corea, se está haciendo en Nueva Zelanda. Entonces, es decir, el capital privado asociado al capital público, con la responsabilidad de dirigir, pero el capital público controlándolo para que no afane.
Porque es inadmisible que tengamos que salir a bajarnos los pantalones para que venga la inversión directa extranjera. Y hay cuatro o cinco UPM de plata afuera que no se colocan adentro del país. Esto es el subdesarrollo del subdesarrollo. No es un problema de Uruguay: es un problema general que está pasando en América Latina. El 40 % de las mejores tierras del país se arriendan, no las trabajan los dueños: pagan 700 millones de dólares de renta anual, gran parte de la tierra arrocera, la mitad de la tierra de los tambos, más de la mitad de la agricultura de secano son tierras arrendadas, los dueños no la trabajan, la trabajan gente que le contrata y le alquila.
Y este es uno de los problemas que tienen. Quiere decir que el Uruguay tiene dificultades para emprender, para llevar proyectos importantes adelante, no tanto la falta de capital, sino una sensación de inseguridad que creo que la tiene que cumplir el Estado. Estoy resumiendo, este es un tema complejo, pero para mí hace al futuro del Uruguay.
El último aliento que me queda va a ser tratar de convencer a mis compañeros y dar esta batalla para esos cambios. Necesitamos un Estado que tenga renta, que reciba renta porque de lo contrario tiene que aumentar el peso impositivo, porque cada vez hay que gastar más plata en la enseñanza, hay que gastar más plata en los presos, hay que gastar más plata en la Policía, hay que gastar más plata para proteger a la mujer de los abusos del hombre, etcétera, etcétera.
¡No se arregla achicando, se arregla agrandando! ¡El achique nos lleva a la ruina! Es por el contrario. Y eso significa que hay que ir para adelante. Bueno, es lamentable que lo diga un viejo de 85 años, pero esta es la realidad. Y tengo que decirle a mi pueblo lo que pienso, porque voy a pelear.
¡No se callen la boca! Hablen con los vecinos, y gracias. Gracias por todo lo que nos han dado.
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